Un video terminó con la barbarie y corrupción del gobierno de Alberto Fujimori, un video que además puso en escena a un grupo de personajes que aparentemente daban la vida por el Perú, como no recordar a Fernando Olivera y Luis Iberico en su temblorosa conferencia de prensa denunciando la corrupción mientras en una pantalla se veía a un Alberto Kouri recibiendo ingentes cantidades de billetes en la salita del SIN.
A esa telenovela nefasta de nuestra patria se sumarían otros capítulos, donde aparecerían ministros, congresistas, animadores de televisión, propietarios de medios de comunicación y una larga lista de personajes que se vendieron cómodamente y que vendieron al Perú a cambio de unos miles de dólares.
Luego de ello algunos nombres empezaron a sonar “El Patriota” “El agente zoom” y otros que aprovecharon el momento político para lanzar sus manotazos desde el ahogado gobierno fujimorista como Nicolás Lucar tratando de emboscar a Valentín Paniagua en un set de televisión, lo que estuvo a punto de causarle un linchamiento público.
Luego la espectacular y hollywodiense búsqueda de Alberto Fujimori a Vladimiro Montesinos, después de que el hábil Rasputín de la inteligencia peruana, en ese momento, huyera llevándose un botín incalculable de videos y audios de miles de personajes de la escena nacional. Ese material, a la larga, sería más valioso que las cuarenta maletas que fujimori se llevó en el avión presidencial -aún considerando que estas estuvieran cargadas con barras de oro-.
Lo sucedido recientemente con Rómulo León Alegría, ex ministro del gobierno aprista - y por ende hombre de confianza, en algún momento, del presidente García- Y Alberto Quimper, dio un remezón al actual gobierno, terremoto de grado 9 que había que enmendar urgentemente, más si luego aparecía un nuevo audio en el que Rómulo León Alegría y Fortunato Canaán mencionan en un negocio de salud pública al ex ministro Hernán Garrido Lecca, abre otra inquietante brecha en el escándalo de corrupción que sacude al Gobierno. Dichas conversaciones resultan muy verosímiles, ya que Canaán, fuera del petróleo, se dedica fundamentalmente a la construcción y equipamiento de hospitales en República Dominicana y España a través de su empresa Fortluck-Medicam.
No solo se puso en jaque al gobierno peruano, sino que se desbarató un Gabinete en Pleno, por eso tampoco sorprende la actitud de García de llamar a sus “compañeros” ratas, ratones y felones. Misteriosamente aparece un nuevo audio en el que en una conversación entre Alberto Quimper y el abogado Ernesto Arias Schreiber, el ex directivo de Perú-Petro asegura que el presidente Alan García "no puede ver" a Rómulo León, lo que para cualquier individuo con mediana inteligencia haría ver que García resulta evidentemente favorecido.
Y el gobierno empieza una búsqueda espectacular y hollywodiense tras la rata llamada León Alegría y la historia se vuelve a repetir, con igual parecido, con la misma similitud, con idéntica trama, como una novela de Delia Fiallo donde solo cambian los personajes, pero la esencia sigue siendo la misma, novela que bien podría llamarse ratas, ratones y felones y que curiosamente pareciera haber sido escrita por el mismo guionista.