La semana pasada los distintos medios de comunicación local denunciaron una negligencia médica ocurrida en el Hospital de Apoyo de la provincia de Celendín. Las circunstancias en que se produjo el hecho, son por demás escandalosas. Una gestante con hemorragia acude al nosocomio de esa provincia para solicitar un examen médico, sin embargo, está recibe una negativa como respuesta, el responsable: Carlos Villegas, obstetra de ese centro de salud. Eran las 11 de la mañana del sábado 27 de setiembre y el encargado del área simplemente priorizó un partido de fulbito matinal, pese a que su horario concluía a la 1 de la tarde y su turno aún no terminaba.
No solo se negó a cumplir una obligación por la cual recibe un sueldo del Estado peruano, sino que atentó contra la vida de dos seres humanos, la madre gestante y el niño que gracias a él nunca nacería nunca.
Ante la negativa de la atención la gestante retornó a su domicilio pese a los intensos dolores y la profusa hemorragia, ese mismo día Panorama Cajamarquino conversó con el director de ese hospital vía teléfono, el Dr. Carlos Chávez Silva indicó que no se encontraba en esa ciudad en ese momento y que desconocía el hecho, por lo que no podía emitir ningún comentario sobre ello, sin embargo agregó que de haber sido así, lamentaba la mala actitud de Villegas.
El domingo por la mañana luego de que la gestante L.M.P.L perdiera mucha sangre y tuviera dos desmayos consecutivos fue internada de emergencia en ese hospital. Era demasiado tarde ya para salvar esa vida que nunca concluiría su ciclo con normalidad. La paciente fue sometida por profesionales de ese nosocomio a un legrado.
Villegas apareció el día lunes, campante y feliz, enterado de la denuncia que se había publicado en los medios, no tuvo mejor idea que salir a los medios de esa provincia y decir que la gestante era una “malagradecida” que fue atendida y que no reconocía su proceder.
Felonías como esa, merecen ser sancionadas ejemplarmente, sanciones no solo administrativas, sino también penales, el abandonar a un paciente en estado de emergencia con una profusa hemorragia es un hecho delictivo que debe ser sancionado y repudiado por la sociedad en su conjunto.
Carlos Villegas puede decir a sus jefes que “no hizo lo que hizo”, pese a que existen las denuncias y son verificables, puede mentir en sus informes y poner la cara de víctima, pero no podrá escapar de su conciencia ni de sus noches de insomnio. Porque sabe que un partido de fulbito, una “pichanguita”, fue para él, más importante que atender a una paciente, que salvar una vida y que actuó de manera irresponsable.
La Dirección Regional de Salud, no debe permitir que esta muerte quede impune y debe iniciar las investigaciones de inmediato y poner a quienes delinquen, donde deben estar, en un penal tras las rejas, y librar a los peruanos de parásitos que viven a expensas del Estado desatendiendo y jugando con la vida de seres humanos.
La DIRESA puede demostrar a los cajamarquinos que es una institución eficiente y que sanciona a los irresponsables que incumplen con el juramento hipocrático y que no tienen un mínimo de respeto por la vida.
No solo se negó a cumplir una obligación por la cual recibe un sueldo del Estado peruano, sino que atentó contra la vida de dos seres humanos, la madre gestante y el niño que gracias a él nunca nacería nunca.
Ante la negativa de la atención la gestante retornó a su domicilio pese a los intensos dolores y la profusa hemorragia, ese mismo día Panorama Cajamarquino conversó con el director de ese hospital vía teléfono, el Dr. Carlos Chávez Silva indicó que no se encontraba en esa ciudad en ese momento y que desconocía el hecho, por lo que no podía emitir ningún comentario sobre ello, sin embargo agregó que de haber sido así, lamentaba la mala actitud de Villegas.
El domingo por la mañana luego de que la gestante L.M.P.L perdiera mucha sangre y tuviera dos desmayos consecutivos fue internada de emergencia en ese hospital. Era demasiado tarde ya para salvar esa vida que nunca concluiría su ciclo con normalidad. La paciente fue sometida por profesionales de ese nosocomio a un legrado.
Villegas apareció el día lunes, campante y feliz, enterado de la denuncia que se había publicado en los medios, no tuvo mejor idea que salir a los medios de esa provincia y decir que la gestante era una “malagradecida” que fue atendida y que no reconocía su proceder.
Felonías como esa, merecen ser sancionadas ejemplarmente, sanciones no solo administrativas, sino también penales, el abandonar a un paciente en estado de emergencia con una profusa hemorragia es un hecho delictivo que debe ser sancionado y repudiado por la sociedad en su conjunto.
Carlos Villegas puede decir a sus jefes que “no hizo lo que hizo”, pese a que existen las denuncias y son verificables, puede mentir en sus informes y poner la cara de víctima, pero no podrá escapar de su conciencia ni de sus noches de insomnio. Porque sabe que un partido de fulbito, una “pichanguita”, fue para él, más importante que atender a una paciente, que salvar una vida y que actuó de manera irresponsable.
La Dirección Regional de Salud, no debe permitir que esta muerte quede impune y debe iniciar las investigaciones de inmediato y poner a quienes delinquen, donde deben estar, en un penal tras las rejas, y librar a los peruanos de parásitos que viven a expensas del Estado desatendiendo y jugando con la vida de seres humanos.
La DIRESA puede demostrar a los cajamarquinos que es una institución eficiente y que sanciona a los irresponsables que incumplen con el juramento hipocrático y que no tienen un mínimo de respeto por la vida.