Fue en Santiago de Chuco, en La Libertad, en donde un día como hoy en una familia del Perú nació César Vallejo, el hombre que transformaría la poesía americana y que sería uno de los poetas más estudiados en el mundo por la profundidad de su palabra y la complejidad de su propuesta poética, no por ello menos hermosa y con rasgos de simpleza aunque suene paradójico.
La vida de Vallejo es una confluencia de historias y razones, fue mestizo, el menor de once hermanos, durante su vida muchas limitaciones lo afligieron. Fue un hombre que no se dejó apabullar los desdenes de la vida y que aun, pese a haber muerto en la pobreza y sin saber la trascendencia de su obra, años después es un icono de la poesía americana junto a Rubén Darío y Pablo Neruda.
Miles de libros se han escrito de él y de su obra, sus poemas han sido traducidos a los más disímiles idiomas y los estudiosos de su obra abundan en todas partes del mundo, pese a que en el Perú, recién hace cinco años el Poder Judicial le hizo un desagravio por el proceso que se le siguió a Vallejo por los sucesos ocurridos en Santiago de Chuco el 1 de agosto de 1920, los que concluyeron en una sentencia. Vallejo fue Juez de Paz en cierto afligido momento de su vida, de ahí que ese desagravio que hizo en noviembre del 2007 el Poder Judicial del Perú con la Universidad Nacional de Trujillo se haya denominado "Desagravio a Vallejo, de juez a injusto reo" (1).
La vida de Vallejo fue un sinfín de contradicciones, se le atribuyen muchos romances, pese a que no se le endilga una belleza física superlativa, sin embargo la belleza interior que irradiaba lo hizo convertirse en un paradigma, el punto donde convergían grandes personalidades de la época en Trujillo como Víctor Raúl Haya de la Torre, Oscar Imaña, Spelucín, Camilo Blas, Espejo Asturriaga, Eulogio Garrido, Antenor Orrego y tantos otros que trascendieron a la luz de la historia.
Alguna vez el crítico literario de moda – hoy sepultado en el más tierno olvido – Clemente Palma, hijo del ilustre tradicionalista, se rió de la poesía de César Vallejo y le pidió que se dedique a cualquier otra cosa ¿Qué hubiera pasado si el poeta le hubiese hecho caso?... Hoy Clemente Palma ha pasado a la historia por eso y no por su obra, si acaso quizás alguien recuerde algunas historias de su antología “Cuentos Malévolos” publicada en 1905 sin ningún éxito y reeditada en los la década del 70 por Biblioteca Peruana, generosamente.
Hablar de Vallejo siempre es evocar a un poeta telúrico, polémico y aventurero. Algo machista y muy bohemio, enamorador y mujeriego. Un hombre que no cesó jamás en su intención de hacer de su obra poética inmortal… Vallejo seguirá siendo el Padre de la Poesía Americana, más allá de las mezquindades de algunos editores.
Unos dicen que murió muy enfermo, Charles Bukowsky ha dicho que murió de hambre, probablemente de hambre de amor, extrañando a su tierra y a su patria, alejado del Santiago que él amaba y de los amigos que aquí se quedaron para hacer otras vidas… - Víctor Raúl fue un político exitoso, Antenor Orrego un filósofo y pensador, Camilo Blas un gran pintor, Oscar Imaña regresó a Cajamarca y trabajó en la Corte Superior de Justicia…- Vallejo murió en cambio, sin saber que se había hecho un poeta inmortal, pese a que:
Le pegaban/ todos sin que él les haga nada;/ le daban duro con un palo y duro/ también con una soga; son testigos/ los días jueves y los huesos húmeros,/ la soledad, la lluvia, los caminos...
(1) Un acto de desagravio le tributó el Poder Judicial al poeta César Vallejo por la carcelería de 112 días que sufrió entre 1920 y 1921. La reparación se hizo a través de una muestra documental denominada "Desagravio a Vallejo, de juez a injusto reo" en noviembre del 2007.