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viernes, diciembre 04, 2009

Escuadrones de la muerte



Los escuadrones de la muerte no son nuevos en el Perú, se han forjado como un estigma en la sociedad a modo de grupos paramilitares financiados por los mismos gobiernos. En el primer periodo aprista (1985 – 1990) el comando Rodrigo Franco fue el escuadrón que se encargó de combatir en paralelo a Sendero Luminoso, ante la incapacidad del gobierno de realizar una estrategia enmarcada en la legalidad.
El informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación dado en el 2003, permite suponer que los casos del frustrado atentado contra el Diario Marka (Diario que respondía a los intereses de grupos terroristas), el asesinato del abogado Manuel Febres Flores (conocido Abogado de terroristas) y el asesinato del líder sindical Saúl Cantoral Huamaní y Consuelo García fueron llevados a cabo por integrantes del llamado Comando Rodrigo Franco, y que estuvieron presumiblemente dirigidos por Agustín Mantilla Campos, entonces ministro del Interior, y que utilizó la infraestructura e información de ésta entidad. Sin embargo años después Sendero Luminosos se atribuyó el asesinato de Febres Flores.
En los tiempos del fujimorato el grupo Colina marcó una nueva pauta en el crimen selectivo, “haciendo justicia”, los crímenes de la cantuta y Barrios altos fueron los emblemas de la crueldad y la vileza con que se asesinaron a sospechosos de participar en Sendero, en donde además se incluyó a un niño. La historia de la infamia, bien podría titularse ese capítulo amargo y reciente.
Los hechos sucedidos recientemente en Trujillo, hablan de un escuadrón de la muerte con todo el perfil de los anteriores, solo que esta vez tiene identificados a los ejecutores y se denuncia a un grupo de policías que habrían asesinado a delincuentes identificados que eran conocidos y que pertenecían a bandas organizadas. Los casos se han judicializado y el tema se ha enmarcado en la polémica.
La revista Times de Estados Unidos ha dicho que en nuestro país se habría inventado el tema de los pishtacos para ocultar la serie de ejecuciones en Trujillo. Alan García, como era predecible, ha salido a negar el hecho con firmeza, sin embargo nada ya resulta creíble luego de las infinitas cortinas de humo.
Cajamarca no escapa al problema de la delincuencia, al grado tal que las rondas urbanas se han organizado y han hecho una guerra frontal contra los antros donde se engendran los problemas sociales y de seguridad, la guerra a los más de 200 clubes nocturnos ha sido declarada. Ese es un escuadrón que si bien no es de la muerte, si ha decidido exterminar la delincuencia en toda la zona.
El Perú Avanza, reza una frase cliché del gobierno, mientras parece que avanza todo menos el Perú. Avanza la delincuencia, la pobreza, la desnutrición, el analfabetismo y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. El Perú avanza, pero no sabemos a dónde.

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