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lunes, julio 11, 2011

Las cartas han muerto



El día que me muera ¿en una piedra?/ el día que navegue ¿en una cama?/ desgarren mi camisa y en el pecho/¡manos sobrevivientes que me amaron!/ entierren una carta.
Juan Gonzalo Rose

Hace unos años la comunicación era lenta, sin embargo conllevaba también cierto romanticismo, recibir una carta, por ejemplo, entrañaba siempre una comunicación personal, una carta llevaba aromas, lágrimas y hasta el estado anímico de quien la escribía a través de las letras dibujadas o desdibujadas.

Una carta es hoy en día un objeto de museo, significa un periodo de tiempo ido, esas cartas que se escribían (en papel de carta), y se enviaban en correo postal en sobre peruanísimo con bordes rojos y estampillas postales. Recibir una carta era siempre un misterio.

Pero la comunicación siguió su rumbo y aparecieron nuevas formas de hacerlo y relegando a otras. Hoy en día las personas que se comunican por cartas son muy pocas, el e – mail llegó y dejó a miles de carteros sin oficio, destruyó el romanticismo de una era y todos crearon un correo para comunicarse con los demás, se acabó una parte de poesía y las epístolas salieron de circulación.

Las comunicaciones interpersonales hoy son más frías, andróginas y hasta peligrosas. Apenas sabemos quién nos ha escrito, poco o nada conocemos de ella o de él, simplemente imaginamos, leemos y respondemos o desechamos o eliminamos sin leer, el Internet nos ha vuelto indolentes.

Uno de los grandes poetas y compositores que tuvo el Perú fue Juan Gonzalo Rose quien escribió el mítico poema “Cartas Secuestradas” versos como: Muertos los de mi infancia/ que se fueron / dormidos entre el humo de las flores,/ novias que se marcharon/ bajo un farol diciendo eternidades,/ amigos hasta el vino torturado:/ ¿no hay una carta para Juan Gonzalo? Pedían a gritos una carta.

Hoy las cartas no están secuestradas, las cartas han muerto, se han ido para siempre y han dejado mucha ausencia, muchos libros se escribieron solamente de misivas y son célebres las cartas de algunos personajes. Antes se interceptaban las cartas, hoy se interceptan los teléfonos, los correos electrónicos… El mundo lamentablemente está en una constante evolución.

Probablemente en un futuro nada lejano se tendrá que enseñar en los cursos de redacción las partes de un correo electrónico y ya nunca más los de una carta. El hombre siempre buscó una forma de comunicarse, y siempre encontró una manera, desde las señales de humo hasta las líneas satelitales.

Lo bello de todo esto es que las aves no han variado su manera de comunicación en millones de años, el día que eso suceda aparecerán nuevos cantos y otros desaparecerán. Felizmente que el código que usa el viento en el otoño sigue siendo el mismo y así lo siguen entendiendo las hojas.

Los gallos cada mañana anuncian el amanecer con sus cantos nobles y se repiten en cadena a lo largo de la ciudad y el valle, ojalá que la naturaleza nunca cambie su manera de comunicar sus cosas simples y complejas, porque ello significaría la extinción del viejo orden y la imposición de uno nuevo.

Ojalá que el viento siga silbando y el agua cantando y los indio pishgos y zorzales nunca inventen otras formas de decir te quiero.

Balcon Interior

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