· Facundo Cabral (La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 22 de mayo de 1937 - Ciudad de Guatemala, 9 de julio de 2011)
El sábado en la maña, antes de las seis, fue asesinado Facundo Cabral, prolífico cantautor bonaerense que se fue sin saber por qué ni quién fue su verdugo aquella mañana que amanecía en Guatemala. Fue emboscado cuando se dirigía al aeropuerto para dar un concierto en Nicaragua.
El autor de canciones como “No soy de aquí ni soy de allá” o el legendario poema El Caminante partió dejando una estela de dolor. Toda su vida y su obra estuvieron dedicadas a la paz y al amor por la humanidad, amenizaba sus conciertos con humorísticos monólogos que brotaban de su alma como lo hace la luz cuando llega la mañana.
Debió tratarse de una equivocación ese vil asesinato, no puede haber persona en el mundo que haya deseado la muerte de un hombre así, toda su vida fue un canto perpetuo llamando a la unidad de los pueblos y predicando la universalidad del amor, fue un luchador social, un exiliado por un tiempo y por siempre del dolor.
Aquel que decía que no se preocupa de los ricos, porque de ellos se encarga el gobierno, tampoco se preocupaba por los pobres, porque de ellos se preocupaba la iglesia; que no necesitaba un yate ni un auto porque cuando lo quería se lo prestaban sus amigos. Me he dado cuenta, concluía, que para ser feliz hay que tener menos.
Ha muerto uno de los pensadores más lúcidos con los que el mundo contaba, ha muerto un filósofo, un poeta, un cantante, -un pastor que predicaba lo mejor del Señor, es decir todo-, el hombre que fue abandonado por su padre en la niñez, que estuvo en un reformatorio del que huyó, aquel que enseñó a su madre a leer y un día la vio morir. Aquel que decía.
“No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones.
No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja por que nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente”.
Y la muerte le llegó, pero no naturalmente, ahora sí está reunido con su madre y su abuela y las personas que a diario admiraba y citaba en cada concierto.
La mejor herencia que nos queda de él son sus canciones y sus pensamientos, esa forma de ver el mundo que tanta falta nos hace, ese amor infinito que seguirá como legado y que un día, como él lo había predicho, gobernará la poesía. Y si no es en esta vida quizás sea cuando la hora de partir haya llegado, sin previo aviso, en un lugar desconocido y sin saber por qué. Descanse en paz Facundo.