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domingo, julio 17, 2011

De caperucita a Chilindrina



Hoy cualquier ‘Chilindrina’ quiere explicarnos el mundo
Juan Luis Cipriani.

Juan Luis Cipriani, vuelve a hacer noticia, una vez más y como es ya su costumbre, aprovecha de la paciencia de sus feligreses para desatarse en discursos políticos.

El homofóbico Cipriani esta vez se refirió veladamente a la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, de manera sarcástica y despectiva al llamarla Chilindrina. ¿El delito de la alcaldesa? El simple hecho de pedir que los homosexuales no sean discriminados a través de una ordenanza que establecería sanciones para los establecimientos comerciales que impidan manifestaciones de afecto homosexual en Lima.

El Cardenal no puede con su genio y una vez más protagoniza escenas politiqueras amparadas en la intolerancia y en el supuesto orden universal que habría sido impuesto por el divino hacedor.

El día que el secuaz de la dictadura fujimorista eligió para atacar a la alcaldesa de Lima ha sido esta vez el que celebraba a La Virgen del Carmen, la alcaldesa por su parte ha preferido evitar referirse al tema y se ha mostrado tolerante y sensata.

Esa tolerancia que exige Susana Villarán a los establecimientos de Lima con los homosexuales es la misma que la Iglesia no tiene y por la cual los miles de sacerdotes homosexuales viven metidos en un closet o simplemente recurren a la pederastia.

“Hoy cualquier ‘Chilindrina’ quiere explicarnos el mundo. En los tiempos actuales se duda de todo, y algunas autoridades creen que se puede programar a Dios a su antojo”, dijo Cipriani en clara alusión a la alcaldesa - ¿Será acaso por su chompa roja?-.

Cipriani no duda en hacer llamados constantes al término de la violencia, sin embargo quien incendia la pradera a cada instante es él y lo que es peor, esas actuaciones ponen a la Iglesia Católica en entredicho, la denigran y la involucran en actos que no son de su competencia.

Cipriani, el que dice que la palabra tolerancia en el Perú está secuestrada es el primer intolerante, aquel que fue cómplice silencioso de la dictadura y que nunca dijo no a las esterilizaciones masivas pero que se enfrenta con vehemencia a la píldora del día siguiente.

Aquel que llama discusión bizantina a la polémica del Cristo del Morro Solar, el mismo que no acepta una alcaldesa ni un presidente de izquierda por que hizo campaña desde el púlpito por la derecha y el continuismo de la mafia. El mismo que avaló las muertes de Barrios Altos y la Cantuta, el que pide el indulto de su dictador amigo, hoy hace un llamado a la tolerancia siendo el más intolerante cuando le hablan de los derechos de los homosexuales.

Si Villarán es una Chilindrina, bien podría ser Cipriani un Kiko por lo consentido y por su alcurnia, por su desdén a los pobres y a quienes no piensan como él, por su orgullo y vanidad, por la repulsa con la que trata quienes lo oyen cada domingo. Pero para suerte suya hay quienes aún tienen fe que lo miran con adoración, como a un hombre inmaculado al que hay que admirar y callar.

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