Negar la presencia
de sicarios en Cajamarca es insensato, Cajamarca se ha convertido en una ciudad
violenta en donde la cifra de crímenes se incrementa sin miramientos y en donde
las estrategias para frenar a este problema son cada vez más, pero sin efectos
inmediatos a cabalidad o como los ciudadanos de Cajamarca esperábamos.
Decir que en
Cajamarca no hay sicarios, porque los que operan en Cajamarca son de otras
partes es descabellado, bajo ese punto de vista en Cajamarca no hay carros,
porque los miles que circulan por la ciudad no se fabrican aquí sino que se
importan de otras ciudades o de otros países.
Cuando se produce
una muerte sin robo, una muerte solamente en la que uno o más individuos
asesinan a una o más personas y luego fugan sin otra acción, entonces se habla
de un sicariato, una muerte en cuyo entorno no se evidencia otro acto delictivo
como puede ser el robo. De esos casos ya han sucedido 8 muertes hasta la
actualidad en Cajamarca, entonces ¿si eso no es sicariato, qué es?
Las cámaras de
videovigilancia que instaló la municipalidad de Cajamarca hace unos meses han
dado resultados positivos, sin embargo hace falta una mayor labor conjunta en
la que todos los actores sociales participen. Todos somos un eslabón en esta
cadena de seguridad que se debe reforzar con el accionar grupal de todos los
miembros de la sociedad.
Hasta hace un par
de décadas Cajamarca era una ciudad con la quinta parte de los habitantes que
ahora cuenta, hoy, al multiplicarse su población se multiplicaron sus problemas
y uno de ellos y sin duda el más violento y más preocupante –por
el incremento- es el sicariato como parte de una estrategia delictiva
para resolver los problemas –lo que la policía denomina un ajuste de
cuentas-
Resulta irrelevante
si Cajamarca importa sicarios, lo cierto es que ellos están mimetizados entre
nosotros y que actúan cada vez con menos temor –el último crimen se produjo a la
luz del día en un centro de distribución de productos hidrobiológicos, a vista
y paciencia de muchas personas- De ahí que urge una estrategia que
permita identificar, capturar y encarcelar a ese grupo de asesinos que andan
por la ciudad causando zozobra y temor entre una población que se siente
desprotegida.
El sicariato es una
modalidad que se ha instalado peligrosamente en nuestro país, hace tiempo lo
hizo en Lima, posteriormente y con mucha violencia está en la ciudad de
Trujillo; hoy lamentablemente lo tenemos en Cajamarca con los resultados
conocidos por todos.
Negar lo evidente
es un mal comienzo, por eso es bueno saber que la policía ha capturado a uno de
estos sicarios que ya fue reconocido por la esposa de la última víctima de hace
solo unos días. Es mejor tomar el toro por las astas, despercudirnos de
nuestras desuniones y actuar en conjunto. La seguridad ciudadana no solo es
competencia de la PNP, Serenazgo o rondas, depende también de cada uno de
nosotros. Cuando ocurre una tragedia como las sucedidas recientemente todos
somos de algún modo culpables, por nuestra indiferencia y nuestro
ensimismamiento.
La alegría de la
captura de uno de estos miserables debe alegrarnos a todos y que se empiece a
desenvolver la madeja, por el bien de Cajamarca, de esta ciudad y su gente, por
el bien de nuestros hijos y nuestros padres y de cada uno de nosotros que busca
transitar libremente por una ciudad pacífica como lo era antes de que estas
sombras de sangre oscurezcan sus apacibles calles.