La noticia del día ha sido
la publicación del Decreto Legislativo 1150 en las Normas Legales del Diario El
Peruano, donde se califica de muy grave a las relaciones homosexuales en la
policía y la sanción es el pase al retiro. En realidad el decreto no solo es
polémico, sino que además es en extremo ridículo, si bien a una institución
castrense se la suele vincular con la disciplina, no necesariamente todos los
homosexuales son escandalosos. Ahora bien, el término “escandaloso” al que
alude el decreto ¿se refiere a que si las relaciones son clandestinas no hay
problema? –Cosa que no resulta descabellada porque entra a tallar el derecho a la
intimidad-
En una sociedad que busca
cada vez ser más igualitaria, la medida ha resultado inconveniente y hasta
aberrante. Primero porque es una ambigüedad colosal el tema de las “relaciones
homosexuales escandalosas dentro de la policía” o sea ¿las relaciones
heterosexuales y escandalosas tendrán la aprobación institucional? ¿No tendrán
sanción?
El controversial Decreto
Legislativo 1150 dice textualmente “Tener relaciones sexuales con personas del
mismo género, que causen escándalo o menoscaben la imagen constitucional” tiene
como sanción el “pase a la situación de retiro”. Esta falta se encuentra en el
anexo III, de Infracciones y Sanciones Muy Graves.
En cambio, el reglamento detalla en otro punto que
“mantener relaciones extramatrimoniales entre personal de la PNP, que generen
escándalo y menoscaben la imagen institucional” solo tienen de 11 a 15 días de
suspensión.
Definitivamente nos
encontramos ante una falla garrafal de quienes elaboraron el perfil de las
faltas y sanciones de los miembros de las fuerzas policiales. Lo expresado por
el presidente Ollanta, suena lógico, no puede chocar frontalmente contra un
sector amplio, importante y rosado de la sociedad, por eso ha dicho que el
apuesta “por el respeto a las instituciones”, lo que resulta muy correcto, sin
embargo no ha dado mayores especificaciones.
Todos los gremios de
Derechos Humanos han salido de inmediato a hacer público su rechazo por tan
singular medida y con certeza se harán las modificaciones pertinentes. Toda
práctica escandalosa dentro de cualquier institución debe ser sancionada. La
homosexualidad está enquistada en todas partes, en el futbol, en la iglesia, en
la política… en todas las esferas de la sociedad y en todos los niveles.
El principio de igualdad
se ha violado y se pretende discriminar ¿cuál es el límite del escándalo, dónde
empieza y dónde termina? No se trata de avalar o de atacar a la homosexualidad,
pero sí de deslindar con la no discriminación de la persona por cualquiera que
sea su raza, sexo u opción y parece que una vez el Estado ha cometido un error
que tendrá que corregir ante la polémica causada no solo en el ámbito nacional
sino en los organismos internacionales que ya han repudiado la norma.
Bien podríamos remitirnos
en este caso al viejo adagio y preguntar ¿Es que se busca perdonar el pecado
pero no el escándalo?