El Ejecutivo publicó ayer la
fe de errata del Decreto Legislativo 1150, referido al régimen disciplinario de
la Policía Nacional del Perú, en el que se hacen correcciones en la definición
de algunas infracciones contra la imagen institucional.
De esta manera, en la
infracción del código MG55, cuya sanción es pase a la situación de retiro, el
decreto dice: “Tener relaciones
sexuales con personas del mismo género, que causen escándalo o menoscaben la
imagen institucional.”
Debe
decir: “Tener relaciones sexuales que causen escándalo y
menoscaben la imagen institucional”, de acuerdo con la fe de erratas.
Asimismo, la infracción
del código G72 referido al maltrato físico o psicológico a los padres, cónyuge,
excónyuge, conviviente, exconviviente, hijos o personas a su cargo, la sanción
dice: “De 6 a 10 días de sanción de rigor”, y debe decir: “De 11 a 15 días de
sanción de rigor”.
También se precisa que
contra una resolución de sanción, en la etapa de decisión, el infractor puede
interponer recurso de apelación ante el Tribunal de Disciplina Policial, cuando
en realidad debe hacerlo ante la Inspectoría Regional que emitió el acto
impugnado.
En este caso se mantiene
el plazo de cinco días hábiles contados a partir del día siguiente de la notificación.
Esta fe de errata fue publicada ayer en el Diario Oficial El Peruano, junto a
otra que hace una modificación no sustantiva sobre el régimen de pensiones del
personal militar y policial.
La enmienda ha sido
inmediata y el tema discriminatorio por lo tanto corregido, la velada homofobia
que el decreto encerraba fue puesta al descubierto y hasta la ministra de la
mujer se pronunció en contra de la propuesta. Queda claro que más allá de la
propuesta que alguna vez hizo el candidato Ollanta Humala de matar a los
homosexuales si llegaba a ser presidente, se ha tratado de un lapsus que no ha
pasado a mayores.
Muchos policías ahora
podrán dormir tranquilos. Sin embargo es preciso incidir en el respeto a las
instituciones, sea cual fuera su ejercicio, más allá de las opciones de vida
que cualquiera tenga.
Si hay algo que cuestionar
con drasticidad en las instituciones castrenses son los actos de corrupción,
los excesos y abusos que suelen cometer los gendarmes con los civiles. Los
hechos de excesos que se han registrado en lo que va del año han sido
escandalosos.
Más allá de las
aspiraciones rosas que cualquier elemento policial pueda tener, el Estado haría
bien en reforzar la formación moral de quienes tienen como misión proteger al
ciudadano y brindarle seguridad y muchas veces acaban mimetizados en el hampa,
usando sus días de franco para cometer actos delictivos o delinquir desde las
instituciones policiales cometiendo latrocinios ilustres que casi siempre
quedan impunes.