Un nuevo escándalo
se ha destacado al reportarse las visitas casi clandestinas y reiteradas de la hasta
ahora desconocida legisladora María del Pilar Cordero Jon Tay, la misma que registra más de 10 entradas a la Diroes en
menos de un mes. Una de ellas se prolongó por más de 12 horas. Definitivamente
son beneficios que solo el exdictador puede tener y que ha puesto en evidencia
nuevamente que vive en una cárcel dorada.
Pese a que sus
escuderos de inmediato han salido a dar explicaciones y buscan desacreditar la
información y avalar la tesis de la ayuda espiritual, resulta sencillamente
ridícula la argumentación de que el buen Alberto Kenya Fujimori recibe ayuda
espiritual de la susodicha con el argumento de que se trata de una persona
extremadamente religiosa, tan religiosa es que hasta apellida Cordero.
Los fujimoristas
han defendido la dignidad de la dama de la noche –sus ingresos son generalmente
nocturnos y uno no registra salida- una dignidad que la dama no ha
podido defender dadas las evidencias de lo sucedido en varias jornadas. Si bien
un congresista puede ingresar a cualquier hora a un penal del país, resulta
extraño que esta agraciada congresista lo haga de noche y en una camioneta con
lunas polarizadas y por la puerta posterior de Diroes.
Al margen de la
vida marital que el reo Alberto Fujimori pueda llevar y de cómo se las ingenie
para consumar sus asuntos personales, lo penoso es descubrir una vez más que su
prisión es una cárcel dorada en donde se violan las normas sistemáticamente y
en reiteradas veces con la cómplice anuencia de los mismos parlamentarios.
La tesis de la
ayuda espiritual o el apoyo religioso resulta hasta obscena, mientras las
cárceles peruanas albergan a miles de presos con enfermedades terminales, el
hombre que sometió al Perú en la más grave crisis de corrupción en toda la
historia y que se birló más de 6 mil millones de dólares del Estado -amén de sus crímenes de lesa humanidad-
es todo un Casanova bajo el amparo de la noche y la complicidad de sus guardias
y de sus congresistas, a los que tiene a su servicio a tiempo completo y al
parecer, en todos los aspectos.
Mientras los
fujimoristas aguardan la tramitación de indulto de su líder, este sigue
haciendo de las suyas en su celda, probablemente esperanzado en la
hipersensibilidad colectiva propia de las fiestas navideñas y de fin de año.
Las diferencias
siempre indignan, las diferencias que se hacen con unos y que no se aplican con
otros. Cuando se miente al pueblo y se viola la ley, cuando las leyes solo
deben cumplirlas algunos mientras que quienes deberían hacerlas cumplir se
hacen de la “vista gorda”.
Por lo pronto la
congresista María del Pilar Cordero Jon Tay debe ensayar alguna defensa que sea
medianamente creíble, probablemente esgrimirá lo del soporte espiritual como ya
lo hicieron los de su bancada, quizás invente algo nuevo y más creíble, total…
con las historias de la cárcel de la Diroes y la dorada celda de Fujimori,
cualquier cosa puede suceder… ya fue invernadero de cultivo de rosas, taller de
poéticas pinturas… bien podría ser un centro de congojo religioso, total… los
peruanos siempre nos creemos todo.