Hoy cumples ocho años y me siento culpable por no poder encontrarte. Hemos empezado el cuarto año de no poder vernos, este Poder Judicial que tarda tanto… Hoy sigues extraviado en la misma tristeza que también me inunda pero que no ha podido aún ahogarme. Yo también reniego Jaime. Después de tanto tiempo de buscarte sin tener una respuesta nunca he perdido la fe. He buscado hasta debajo las piedras buscando alguna pista que pueda hacer que nos encontremos .
A esta hora que te escribo hay ganas de llorar, cumples ocho años y ya no puedo tenerte en mis brazos como el día en que naciste. Un día la verdad llegará para todos, cuando el secuestro inútil de tus días haya terminado, cuando podamos volver a sonreír y los jueces hagan cumplir ese derecho que nos concedieron y que tus raptores se niegan a cumplir.
Te busqué en la selva cuando me dijeron que te escondían ahí, te busqué en la costa cuando me dijeron que te tenían en un lugar no muy lejano, en el sur, en migraciones cuando me escribieron que te habían sacado del país. Alguien nos dará una pista, alguien tiene que saber de ti. Te escribo esta carta con la esperanza que algún día llegue hasta tu ausencia mi mensaje desolado. Tenemos que dejar de llorar para ver más allá y seguir buscándonos.
Me hubiera gustado tenerte en mis brazos esta mañana y decirte lo mucho que te amo, lo mucho que te hecho de menos cada instante que transcurre en mi abandono. Nuestras vidas han de encontrarse otra vez para resucitar la felicidad que nos negaron todos estos años. Vamos a continuar donde nos quedamos, en nuestro último cuento mientras mirábamos las estrellas, en nuestros cantos de esa infancia que te arrancaron.
A mi amigo Santiago, un poeta maravilloso que voy a presentarte cuando estemos juntos, le escondieron a su hija por nueve años, hay personas que sufrieron más estas tragedias que nosotros, tenemos que seguir soñando para mantener viva la esperanza. A tus ocho años ya debes estar en segundo grado, ya debes saber leer y puedes buscarme por Internet como yo lo hago diariamente, alguna manera tiene que existir Jaime, aunque tengamos que hacer escuchar nuestra voz de descontento en todos los juzgados.
No hay un día que no escriba una linea sin pensar en ti, cuando hablo del agua te pienso, cuando escribo sobre los toros, sobre el mar y la lluvia, cada vez que escribo en el aire pienso en ti como aquella tarde en que me preguntaste si las sepulturas del cementerio eran tortas, sin saber que en unos días gentes indolentes sepultarían nuestra felicidad bajo una cruz de abandono y de silencio.
Sigo esperando que los jueces hagan cumplir lo que hemos ganado, te sigo buscando en cada lágrima de la tarde y en cada amanecer nace la esperanza de terminar con esta angustia. Te abrazo desde aquí con los ojos cerrados, como todos los días en que vivimos juntos antes de tu secuestro.
Va a llegar el día Jaime, cuando tus raptores no puedan usar más una Biblia para disfrazar sus maldades, va a llegar el día que recuperemos las horas que nos han negado. Mientras tanto dejemos de llorar para ver más allá. Mi abrazo más grande está contigo, como cada instante, como cada día, como siempre.
Tu Papá.
C/24/03/07