La Publicidad engañosa es algo a lo que en el Perú ya estamos acostumbrados, siempre hemos caído en las trampas publicitarias de “llévese dos y pague uno” o comprando productos a los que el vendedor le atribuye cualidades prodigiosas que después comprendemos son sólo una patraña para vender.
Tengo un teléfono celular que preferiría no tenerlo, pero lo tengo porque mi trabajo así lo requiere. Es realmente incómodo ser ubicado en casi cualquier parte donde existe la señal. A veces en las situaciones más inoportunas el celular suena. Siempre inesperadamente pero a la vez esperadamente, por eso casi todos cargamos un aparato portátil.
Hace poco en la televisión se anunciaba una recarga que facilitaría la comunicación con los celulares, siempre y cuando pertenezcan a la misma empresa que lanzaba la publicidad, a cabo de la modesta suma de cinco soles. Por cinco soles tendría 500 minutos de celular a celular a partir de las once de la noche hasta las siete de la mañana y los domingos este servicio sería por todo el día hasta agotar los dichosos 500 minutos. En realidad la propuesta parecía una maravilla. Sólo había que comunicarse con una operadora cibernética y siguiendo unos pasos sumamente sencillos se concluía la operación. Pero la maravillosa oferta tenía un agregado especial. Luego de hacer el registro con la operadora había siete días exactos para consumir los quinientos minutos, de no consumirse en este tiempo automáticamente la operación caducaba y habría que gastar otros cinco soles del crédito en un nuevo registro.
Seducido por la importante oferta me registré de inmediato consumiendo cinco soles de mi crédito, luego de la inscripción no he podido realizar más que dos llamadas con esta dichosa promoción, llamadas que se cortan inesperadamente. He intentado llamar dentro del horario establecido por la promoción más de doscientas veces y en todas las respuestas varían “La red está recargada” “La llamada Falló” “Llamada rechazada” “Red ocupada”. Pero el colmo del embuste se culmina cuando a la persona a quien intento llamar le llega un mensaje generado por algún servidor de la empresa prestadora de este servicio en el que se le indica que yo, estoy tratando de comunicarme con ella, como es lógico, la persona con preocupación, rápidamente me llama y ha gastado su crédito irremediablemente. Si la red se recarga, significa que esta empresa no puede brindar este servicio y debe retirar del mercado inmediatamente esta falsa publicidad.
El dichoso sistema de la sobrecarga no lo es tal, pero si es una sobrecarga para los usuarios que nuevamente hemos sido timados con el embuste de una empresa que alegremente se mofa de la credibilidad de los millones de usuarios (así se publicitan) con los que cuentan. La estafa es un delito que está penado. No porque se la anuncie con rimbombantes campañas de publicidad o porque chicas lindas con ajustados trajes esta debe quedar impune.
Es hora de que INDECOPI haga algo en protección de los miles y miles y de consumidores que confiaron en esta empresa y que han recibido gato por liebre, parece que la empresa pese a ser extranjera es más criolla que una canción del Zambo Cavero.
Por eso hoy que es nuestro aniversario, no he podido llamarte, pero prometo que cambiaré de celular y “Claro” volveré a llamarte.
Tengo un teléfono celular que preferiría no tenerlo, pero lo tengo porque mi trabajo así lo requiere. Es realmente incómodo ser ubicado en casi cualquier parte donde existe la señal. A veces en las situaciones más inoportunas el celular suena. Siempre inesperadamente pero a la vez esperadamente, por eso casi todos cargamos un aparato portátil.
Hace poco en la televisión se anunciaba una recarga que facilitaría la comunicación con los celulares, siempre y cuando pertenezcan a la misma empresa que lanzaba la publicidad, a cabo de la modesta suma de cinco soles. Por cinco soles tendría 500 minutos de celular a celular a partir de las once de la noche hasta las siete de la mañana y los domingos este servicio sería por todo el día hasta agotar los dichosos 500 minutos. En realidad la propuesta parecía una maravilla. Sólo había que comunicarse con una operadora cibernética y siguiendo unos pasos sumamente sencillos se concluía la operación. Pero la maravillosa oferta tenía un agregado especial. Luego de hacer el registro con la operadora había siete días exactos para consumir los quinientos minutos, de no consumirse en este tiempo automáticamente la operación caducaba y habría que gastar otros cinco soles del crédito en un nuevo registro.
Seducido por la importante oferta me registré de inmediato consumiendo cinco soles de mi crédito, luego de la inscripción no he podido realizar más que dos llamadas con esta dichosa promoción, llamadas que se cortan inesperadamente. He intentado llamar dentro del horario establecido por la promoción más de doscientas veces y en todas las respuestas varían “La red está recargada” “La llamada Falló” “Llamada rechazada” “Red ocupada”. Pero el colmo del embuste se culmina cuando a la persona a quien intento llamar le llega un mensaje generado por algún servidor de la empresa prestadora de este servicio en el que se le indica que yo, estoy tratando de comunicarme con ella, como es lógico, la persona con preocupación, rápidamente me llama y ha gastado su crédito irremediablemente. Si la red se recarga, significa que esta empresa no puede brindar este servicio y debe retirar del mercado inmediatamente esta falsa publicidad.
El dichoso sistema de la sobrecarga no lo es tal, pero si es una sobrecarga para los usuarios que nuevamente hemos sido timados con el embuste de una empresa que alegremente se mofa de la credibilidad de los millones de usuarios (así se publicitan) con los que cuentan. La estafa es un delito que está penado. No porque se la anuncie con rimbombantes campañas de publicidad o porque chicas lindas con ajustados trajes esta debe quedar impune.
Es hora de que INDECOPI haga algo en protección de los miles y miles y de consumidores que confiaron en esta empresa y que han recibido gato por liebre, parece que la empresa pese a ser extranjera es más criolla que una canción del Zambo Cavero.
Por eso hoy que es nuestro aniversario, no he podido llamarte, pero prometo que cambiaré de celular y “Claro” volveré a llamarte.