Algunos padres de familia piensan que ellos en su casa
pueden hacer lo que quieran y ello incluye, “corregir” a sus hijos usando sus
métodos, aquellos que probablemente aprendieron de sus padres. Entonces creen
que someter a sus hijos a largas torturas o a golpizas interminables es el
mejor método para hacerlos cambiar de actitud y creen que ellos como padres
pueden decidir sus métodos para educar a
sus hijos, porque en su casa solo mandan y cualquier comentario o sugerencia de
un vecino es tomado como una injerencia imperdonable que merece ser condenada.
Lo mismo le está sucediendo a Nicolás Maduro, hoy se cree
el Hugo Chávez reencarnado y sus tropelías dictatoriales no han cesado desde
que sus siervos rubricaron el fraude y hasta hubo muertos que hoy se pretenden
endosar a su contendor Capriles. La dictadura en que vive Venezuela –la
casa del vecino- es un secreto a voces y cuando alguno a intentado criticar
el hecho o proponer el diálogo o la mesura ha recibido a cambio una serie de
insultos por parte del hoy presidente de Venezuela –mismo padre abusivo que somete a
sus hijos a golpes en su casa, ante el pavor del vecindario-.
La patanería del tirano no tiene límites y no podemos
negar el espaldarazo que le dieron todos los rabos de paja del Unasur que
olearon y sacramentaron un fraude a todas luces condenable. El patán e inmaduro
de Nicolás Maduro esta vez ha ido en contra el canciller peruano Rafael Roncagliolo
a quien se le fue encima por el hecho de que Roncagliolo le pidiera “tolerancia
y diálogo”. La línea de insolencias de Hugo Chávez la ha seguido Nicolás Madura
a pie juntillas.
Un viejo refrán peruano dice: "Dios me libre de un
blanco pobre, un negro con plata o un cholo con poder" una de estas
fórmulas le encaja perfectamente a Nicolás, quien antes de ser presidente era chofer
de microbús – lo que nada tiene de malo, pero que de cualquier modo no lo muestra
como un político de raíces, menos con conocimientos básicos de doctrina alguna.
De acuerdo con un informe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
Maduro era el conductor con más multas de tránsito de la compañía donde trabajaba.
Más tarde se convirtió en dirigente sindical y llegó a ser miembro de la junta
directiva de esa empresa pública. Fue fundador del nuevo Sindicato del Metro de
Caracas (Sitrameca) –
El boquiflojo de Maduro ha mostrado el lado más oscuro de
Venezuela, de una supuesta izquierda que a cualquier hombre probo de la
verdadera izquierda lo avergonzaría – como a Javier Diez Canseco, por ejemplo,
de quien hoy todos los seudo izquierdistas de pacotilla buscan colgarse- .
Mientras Maduro sigue lanzando insolencias a diestra y
siniestra nuestro gobierno una vez ha hecho mutis. No ha respondido a esa sarta
de improperios en contra de Rafael Roncagliolo, total, si el Estado no defiende
a dos mujeres golpeadas por un embajador y que ha sido un hecho mediático internacional,
menos lo hará con un cansino canciller que tantas veces mostró su respaldo al
ingrato y bravucón de Nicolás Maduro.
Los presidentes de algunos países han empezado a
faltarnos el respeto y nuestros representantes no dicen nada protegiendo alianzas
nada santas que les empiezan a pasar factura mientras los peruanos somos el
hazmerreir del bloque americano, de ese bloque con el que algunos sueñan sea
uno solo y además bolivariano.