La antiquísima casona colonial “El Buque”, situada en la ciudad de Lima, es una joya arquitectónica que se encuentra a punto de colapsar, felizmente no será demolida porque ya se inició la fase previa de su reconstrucción gracias al trabajo conjunto del Instituto Nacional de Cultura, la Municipalidad de Lima, el Congreso de la República y la empresa privada, la noticia fue dada por el presidente de la comisión especial multipartidaria de Defensa Civil, el congresista Luis Gonzales Posada.
“Nadie tumbará El Buque ni las otras 500 casonas antiguas de Lima, pues son patrimonio cultural de nuestra Nación y tienen que ser reconstruidas y revaloradas", declaró el parlamentario en medio de la algarabía de los habitantes del inmueble que veían en inminente riesgo sus vidas ante la fragilidad de la vetusta casona.
El ejemplo dado por el Congreso de la República bien podría ser imitado por la empresa privada en Cajamarca, la Municipalidad y el Instituto Nacional de Cultura a través de instituciones benefactoras que podrían invertir en las antiguas casonas del Centro Histórico de nuestra ciudad y en aquellas que han sido declarados como Patrimonio Cultural.
La casa ubicada en la esquina de los jirones Tarapacá y Amazonas, la misma que recientemente fue declarada en peligro de desplomarse, es una bella casona colonial de vieja data, esta sin embargo, parece encontrarse en absoluto abandono y más allá de las cintas de peligro que se han colocado alrededor de ella no hay otra medida que se haya adoptado hacia ella.
Quizás el caso más emblemático es el de la casa del ilustre cajamarquino Toribio Casanova, organizador y ejecutor del movimiento armado del 3 de enero de 1854 gracias al cual se logró la confirmación del departamento de Cajamarca, la casona ubicada en la cuadra 9 del jirón José Gálvez se encuentra en estado ruinoso, apenas una placa conmemorativa anuncia que fue allí donde habitó el patricio cajamarquino, la casona en cuestión es poseedora del único balcón de cajón original, el mismo que en cualquier momento podría colapsar debido a la falta de mantenimiento y al estado en que se encuentra.
Otras casonas se encuentran en estado similar y son de gran valor histórico y artístico. A fines de la década del cincuenta se demolió la casona Santolalla, ubicada en la Plaza de Armas para dar paso a la construcción del Hotel de Turistas y décadas después sucedió lo mismo con la casa del héroe José Gálvez Egúsquiza para construir las oficinas de la entonces ENTEL Perú, este tipo de hechos no pueden volver a repetirse nunca más.
Ya ha sucedió algo similar en Celendín, con una vieja casona ubicada en la Plaza de Armas, la que ha sido demolida para dar paso a una construcción moderna de concreto, fierro y ladrillo. El año pasado debido a la “gentileza” de Ciriaco Chuquiruna Guivar funcionario de EsSalud y a la vez de la Municipalidad Distrital de Hualgayoc, autorizó que la casona colonial mejor conservada del asiento minero, ubicada en la misma Plaza de Armas, y que fuera la casa del poeta Oscar Imaña Sánchez, sea demolida para construir un policlínico de EsSalud sin que se haga nada al respecto ni se sancione al funcionario ni a la Municipalidad por tamaña negligencia.
Este tipo de acciones deben vedarse definitivamente, el centro de una ciudad es el emblema de su historia, las paredes y las piedras encierran impregnadas la esencia de los hechos más notables que transcurrieron en ellas. Lo sucedido con “El Buque” en Lima, es un ejemplo que debe imitarse en el resto del país, el Perú está lleno de otros buques. Las ciudades pueden crecer respetando su historia, sus recuerdos escritos en sus viejas casas, esas que miran como si fueran los ojos del tiempo la historia que nunca más debe repetirse.