Continúan los problemas en el sur, la carreta se abrió por dos horas, luego de un diálogo entre el jefe de la Policía Nacional y representantes de los mineros artesanales, no hay visos de solución a un problema tan grande como es la minería informal, misma que hoy en día mueve millones de toneladas de mineral y miles de millones de dólares anualmente sin pagar un dólar por ello.
Un contingente policial se dirigió a la zona más álgida del sur, en donde ya se había anunciado toma de carreteras, pese a que esto constituye un delito. El decreto 012-2010 pretende poner freno a la ilegal minería que incumple con una serie de pago de impuestos, además de beneficios sociales de miles de trabajadores que laboran en distintos puntos del país.
El problema de la minería informal no es nuevo en el Perú, la minería en la selva empezó como lavaderos insipientes que eran de uso artesanal en donde hombres mujeres y niños trabajaban de manera casi rudimentaria extrayendo cantidades minúsculas de oro que eran vendidas para obtener el sustento diario de familias que habitaban las orillas de los ríos, era esta una minería auténtica de susbsitencia.
Pero esa historia empezó a cambiar y se empezaron a hacer, en algunos casos, denuncios mineros por “empresarios” que vieron en la extracción del oro de los ríos una fuente importante de ingresos, para ello se instalaron motobombas que extraían agua y arena de los ríos de la selva y con un proceso rústico aún, se lograba obtener una cantidad mayor del producto áurico.
Después de ello aparecieron los “peces gordos” en la escena selvática, empresarios con capitales importantes, instalaron plantas flotantes además de costosos sistemas de extracción. Por cada litro de mercurio que se utiliza el beneficio es de dos kilos aproximadamente de oro, todo ese mercurio va a parar a un río, al mismo donde se realiza el laboreo o a contaminar parte de la selva matando miles de especies de flora y fauna.
El presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), Ricardo Briceño, ha respaldado que se ordene y formalice a ese sector informal que labora en condiciones infrahumanas sometiendo a explotación perpetua a miles de trabajadores.
Ha sostenido que existen cientos de empresas ilegales, que no están inscritas en la Confiep, ni en la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, que utilizan el oro como forma de lavado de dinero y lo circulan en el mercado por medio del contrabando.
Y es verdad que en la zona existen dragas que superan el millón de dólares, lo que es una muestra contundente de que no se trata de minería artesanal, “de plato o carretilla”, sino de minería a gran escala que necesita de capitales fuertes y que por lo tanto la evasión tributaria es millonaria, tal cual lo han anunciado diversos sectores del gobierno.
La toma de carreteras es ilegal, la fuerza policial que se aplica sobre un tumulto siempre va a tener consecuencias funestas, nadie quiere otro “Baguazo”, por eso el hecho de aguzar los ánimos en momentos como estos es irresponsable. Humala asumió una actitud populista fiel a su estilo, en desorden, desacato y desfasadas ideas de revolución que no se acercan en nada a los verdaderos revolucionarios de antaño que sí valían su peso en oro.