El Ministerio de
Defensa publicó el Decreto Supremo 001-2013, que en su artículo 1 aprueba el
llamamiento extraordinario de personal para su incorporación voluntaria al
servicio militar 2013 en el Ejército aunque la medida especifica que ello “se
dará en caso no se logre alcanzar el número necesario con el llamamiento
ordinario”, el carácter de obligatoriedad es evidente.
Ya en su artículo 3
el decreto indica que si con el llamamiento extraordinario no se alcanza el
número de voluntarios necesarios, “se procederá de inmediato con el sorteo
establecido en el artículo 50 de la Ley de Servicio Militar (modificado por el
Decreto Legislativo 1146)”.
“Los elegidos por
sorteo están obligados a presentarse en el plazo señalado para cada caso a la
dirección de movilización de la institución a la que fueron asignados”, se
añade.
El decreto en
cuestión ha dividió a la opinión pública y especialmente a los congresistas de
la república, mientras unos lo aplauden otros lo satanizan y es que razones no
faltan; en el Perú el servicio militar siempre ha sido obligatorio para los más
pobres y desposeídos, para quienes no podían – por falta de dinero o
influencias – sobornar a los encargados de las oficinas de
reclutamiento.
En décadas
anteriores la historia fue peor y hasta vomitiva, basta con leer a Manuel Scorza,
César Vallejo (El Tungsteno) o a Ciro Alegría para descubrir las atrocidades
que se cometieron en nombre de la patria contra los más pobres del
Perú.
Anualmente se
requieren unos sesenta mil jóvenes para cumplir con el servicio militar, sin
embargo hay un déficit de más de la mitad. En otros países el servicio militar
es bien remunerado y tiene una serie de beneficios técnicos y profesionales, en
el Perú en cambio, estamos en pañales en lo que a ello se refiere. En nuestro
país no hay dinero para comprar balas, uniformes, zapatos… ni siquiera para el
rancho que reciben los reclutas y si lo hay siempre llega recortado y se les da
cualquier cosa como alimento –misma escuela de policías de Cajamarca-.
Pero la ley en
realidad solo maquilla la verdad y el trasfondo real del “Servicio Militar
Obligatorio”, porque una vez más: quienes tengan solvencia económica podrán
eludir el servicio y pagar una multa, es decir volverán los mismos apellidos –
peruanísimos- a ser incluidos y los mismos apellidos –
extranjerísimos – a ser excluidos.
Al respecto el
decreto explica: Están exceptuados los sorteados que tengan discapacidad física o mental
grave y permanente, quienes estén privados de su libertad, quienes acrediten
ser responsables del sostenimiento del hogar, los estudiantes universitarios,
quienes acrediten estar prestando algún servicio voluntario a la comunidad y
los residentes en el extranjero.
Los elegidos por
sorteo o seleccionados que no se presenten “son sancionados con multa del 50%
de la Unidad Impositiva Tributaria (UIT)”, es decir 1.850 nuevos soles.
Los pobres no
residen en el extranjero, tampoco están en condiciones de pagar la mitad de una
UIT, es decir volvemos a lo mismo aunque con una careta de legalidad. Volvemos
a la discriminación con el viejo cuento de servir a la patria, al abuso de
autoridad, al maltrato y la vejación por el solo hecho de ser pobres.