Luego del anuncio de la
renuencia de Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, se anunció la caída de un
rayo en la punta de la cúpula de la Basílica de San Pedro.
La espectacular captura,
obra del fotógrafo Alessandro di Meo, ha dado lugar además a todo tipo de
especulaciones y comentarios en las redes sociales, donde algunos usuarios han
aludido a la posibilidad de que el rayo sea fruto de algún tipo de designio divino,
tras la primera renuncia de un jefe de la Iglesia católica ocurrida en los
últimos siglos. Un designio que -ya que lo de los mayas no se cumplió-
anunciaría una nueva supuesta hecatombe, es decir, otra vez debemos volver a
tener miedo y empezar a pensar en lo peor.
En la fotografía se puede
ver perfectamente como el rayo, que ilumina el cielo nublado y ya oscuro de la
noche cerrada en Roma, cae sobre la punta de la cúpula de la basílica vaticana,
una extraña y curiosa coincidencia que contó con el importante acierto del
fotógrafo a la hora de capturar el momento – Una posibilidad entre un millón,
mismo “Volver al Futuro” cuando el rayo cae en la torre de la iglesia-.
Muchas son las
circunstancias que han envuelto en el misterio a esta fotografía y al fenómeno
atmosférico que la protagoniza, lo que puede contribuir a que quede incluida en
los anales de un día ya histórico para el pequeño Estado vaticano, cuyo jefe
anunció en latín que dejará el cargo el próximo 28 de febrero.
El hecho curioso imagen se
produjo solo horas después del anuncio hecho por Benedicto XVI poco antes del
mediodía en un consistorio con cardenales en el Vaticano y de que el propio
decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, hiciera pública la primera
reacción oficial en la Iglesia católica tras conocer la noticia.
“Ha sido como un rayo
caído a cielo abierto”, dijo Sodano, el primero en confirmar con estas palabras
un anuncio que muchos no podían creer al principio, ya no solo por lo poco
común, sino también por las dificultades de comprensión por el hecho de que
fuera pronunciado por el papa en una lengua muerta como es el latín.
Las razones que mueven al
Papa a tomar la decisión seguirán siendo un misterio, más allá de las razones
que él haya dado como son su edad, sus enfermedades y su deteriorado estado de
salud. La renuncia de un Papa en tiempos aciagos siempre va a dar mucho que
hablar.
Los protestantes y
evangelistas han festejado el hecho y una felicidad extrema los ha embargado,
acusando al Jefe de la Iglesia Católica de una serie de infundios.
Para variar, el único
peruano que estará presente en la elección del próximo Papa será nada más y
nada menos que Juan Luis Cipriani, harto conocido por sus ambiciones políticas
y sus arremetidas discursivas en cada homilía para hacer propaganda por su
partido político. Felizmente que solo puede elegir y no es elegible porque de
ser así allí sí que los anticatólicos tendrían mucho que celebrar y elogiar.
El vatirayo ha remecido
los cimientos de la fe y ha puesto a pensar a los más escépticos sobre tan
extraña coincidencia y sobre tan efectiva precisión del fotógrafo Alessandro di
Meo para captar un rayo posándose en la cúpula de la basílica vaticana. Solo
esperemos que el próximo elegido acepte el designio y podamos decir una vez más
“Anuncio vobis gaudium magnum. Habemus Papam (Os anuncio una gran alegría.
Tenemos papa)”.