La inseguridad en
Cajamarca se expande cada día, no hay un solo día en que no haya un
acuchillado, una violación, un robo a mano armada, amas de casa asaltadas a
diario en los mercados o peor aún, un muerto cotidianamente, sin contar los
sicarios que hace buen tiempo tomaron Cajamarca.
Mientras tanto
aparecen los falsos protagonistas buscando figurar de cualquier forma y surgen
los ronderos con sus binzas y su falsa moral – esos señores que golpean a una
mujer acusándola de infiel, ¿serán aquellos que castigan tan probos como para
juzgar de esa manera algo que no configura un delito? ¿esas señoras y señores
que azotan a una mujer ¿nunca le habrán sido infieles a sus parejas? Jesucristo
alguna vez dijo “El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra- Los
ronderos nos muestran diariamente como un pueblo de salvajes primitivos y lo
lamentable es que las autoridades a las que les están haciendo la tare dicen
“esto funciona y hay que reconocerlo” realmente penoso y patético.
Tres taxistas
asesinados bajo la misma modalidad, la ineficiencia de un plan de seguridad ciudadana
es notable, ni siquiera podemos hablar de ineficiencia sino de inexistencia.
Estamos a un nivel de criminalidad aberrante, los índices delictivos se han
disparado en los últimos años en nuestra ciudad y es la ineficiencia de las
autoridades la que ha gatillado el aberrante crecimiento de las rondas que se
sienten agrandadas con los continuos reportajes en medios nacionales que los
pintan como justicieros ante la ineptitud de sus autoridades y que de paso nos
hacen quedar a los cajamarquinos como una ciudad de incivilizados.
Con la presencia de
las rondas campesinas la Santa Inquisición ha vuelto a instalarse. La historia
de las rondas de Cuyumalca en Chota, a fines de los años ´70, era a todas luces
justificable porque había ausencia del Estado y el abigeato había tomado las
zonas rurales, pero recurrir a ellas porque he sido víctima de una infidelidad
es un acto infeliz y cobarde, y la intervención de ellas para secuestrar y
torturar a una persona, un delito que debe ser sancionado y no quedar en lo anecdótico.
¿Cuántos jueces que los avalan con un sonrisa en los labios bien podrían ser
castigados por esas rondas por actos similares o peores? ¿avalarían eso
también?
En nuestro yo
maligno, en nuestro lado oscuro, disfrutamos de enterarnos de la vida ajena,
sin embargo existe el derecho a la intimidad y privacidad que las rondas han
violado sistemáticamente en las narices de nuestras ineficientes autoridades,
de un poder disfuncional y agónico que ha demostrado ser incapaz de resolver un
crimen.
Tenemos sicarios
actuando hace un buen tiempo en Cajamarca, varias personas han sido ya
victimadas en lo que la policía mal llama “ajuste de cuentas” porque ninguna
cuenta se arregla, paga o ajusta con un balazo en la cabeza, quien debería
ajustar las cuentas con el hampa, la delincuencia y el sicariato es la Policía
Nacional del Perú que para eso han sido formados –aunque sea en mesecitos-. Mientras eso no sea así, ese grupo de
figuretis de la binza seguirá jugando a la ronda violando derechos
constitucionales, vejando a las personas sin juicio alguno y dejándonos ante
los ojos del mundo y de nuestros compatriotas como una ciudad de bárbaros irracionales
y la muerte y la delincuencia harán de esta tierra su feudo. ¿Seguimos jugando
a la ronda mientras la inseguridad continúa?