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lunes, febrero 25, 2013

Inseguridad Ciudadana



Mientras las cámaras de vídeovigilancia se incrementan cada día en todos o casi todos los municipios del país y mientras nuevas promociones de policías egresan de las escuelas para sumarse a los casi 120 mil policías existentes en el país, la ola de inseguridad se acentúa sin que nadie encuentre la solución al problema que empieza a tornarse inmanejable debido no solo al alto índice de latrocinios, sino también al incremento en progresión geométrica del sicariato en todo el país.

Cajamarca no ha sido la excepción y los que vivimos en esta ciudad hemos visto con pavor cómo en una madrugada se mataron a cinco personas un grupo de sicarios o cómo una red de sicarios ha liquidado a empresarios pesqueros a vista y paciencia de todos en el terminal mayorista de productos hidrobiológicos.

En la capital de la República la cosa no es distinta, el presidente Ollanta ha dado un discurso vacío y fofo sobre el tema y más allá de las cifras y estadísticas poco convincentes que él maneja no ha sido claro en explicar lo que está pasando con los famosos planes de seguridad ciudadana o del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (Conasec)que parece no ser nada funcional hasta el momento pues según estudios del Instituto Nacional de Estadística e Informática INEI la percepción ciudadana con respecto al tema de inseguridad se acentuó notablemente en los últimos meses.

Gran parte a esta ola de inseguridad y de criminalidad se la debemos a la corrupción que existe y que se sembró en las mismas instituciones policiales, según informes oficiales del Estado hay 7 mil policías acusados por diversos delitos que trabajan con normalidad en diferentes dependencias del Estado. No sorprende pues que reos implicados en varias muertes fuguen de los penales como lo sucedido en Maranguita a fines del año pasado o que algunos policías sean encontrados delinquiendo en sus días de franco.

El gran problema del Perú es que tenemos una policía improvisada y desprovista de los recursos logísticos mínimos para ejecutar un buen trabajo por lo menos medianamente aceptable, a ello se suma el viejo problema de la corrupción.

La indiferencia ciudadana es otro de los grandes problemas que se suman a este creciente problema en el país, sin ir muy lejos, en Cajamarca sabemos que cuando nos roban algo podemos ir a cierto lugar y recuperarlo volviendo a comprarlo, el famoso “Tacorita”, se ha convertido en un centro de ilegalidad en donde el hampa vende lo robado y las víctimas van en pos de sus cosas teniendo que volver a comprarlas de un sujeto que se hace el disimulado y que actúa sin el mínimo remordimiento.

Tenemos un consenso silencioso, todos los sabemos y todos lo hemos aceptado, no hay novedad. Aun la misma policía lo sabe y cuando precisa de hacer intervenciones de cosas robadas recurre al punto en cuestión y sus pesquisas resultan efectivas, sobre este mal endémico en el Perú que tanto beneficia a la delincuencia y tiene en jaque al Estado habría que preguntarse rememorando a Vallejo ¿Hasta cuándo la cena durará?

Balcon Interior

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