"Argentinos
mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré", se escucha cantar
en un video, filmado por un transeúnte, a jóvenes marinos chilenos mientras
trotaban en el balneario costero de Viña del Mar a las órdenes de un superior.
La primera reacción
fue la del jefe de la Armada chilena, almirante Edmundo González, quien
escribió en su cuenta de Twitter que la institución está "investigando
(la) veracidad y ocasión. De ser tales los hechos mostrados, habrá máxima
sanción a los responsables".
"Dichas
prácticas se alejan de lo que se enseña en la Armada y de su doctrina como
institución, por lo que las calificó como inaceptables", añadió el jefe
castrense, según publica la edición on line del diario La Tercera de Chile.
Sin embargo, el
Ministerio de Defensa chileno confirmó, luego, que los que aparecen en el video
entonando "cánticos ofensivos y denostatorios" en contra de los
países vecinos pertenecen a la Armada.
En un comunicado,
la cartera de Defensa chilena rechazó "categóricamente" los hechos,
que, asegura, "no se condicen con las buenas relaciones, convivencia
pacífica y hermandad" con los países vecinos.
"Al mismo
tiempo se reiterará a las comandancias en jefe el máximo celo y profesionalismo
para que esta clase de hechos no se vuelvan a repetir y empañen el proceso de
integración, de paz y amistad entre nuestros pueblos vecinos", agregó la
repartición.
"Es un hecho
vergonzoso que debe ser investigado y sancionado con las máximas penas que
existan dentro de la Armada de Chile", declaró, en tanto, la ministra
vocera de la Presidencia, Cecilia Pérez.
Ante la propagación
del video, argentinos, peruanos y bolivianos pusieron el grito en el cielo y se
hicieron las víctimas de una xenofobia absoluta a la que han cuestionado desde
todos los sectores con la más grande hipocresía del mundo.
SOMOS MÁS XENOFOBOS QUE ELLOS. Sin ir muy lejos,
todas las mañanas, pasan por la calle Amalia Puga –desde donde observo de mi
secreto balcón a las cinco de la mañana- jóvenes y señoritas, alumnos
de la Policía Nacional del Perú lanzando cánticos con epítetos aun más
ofensivos y denigrantes para chilenos y ecuatorianos y nadie se sorprende ni se
hace el aterrado por algo que se ha hecho una cosa natural. Los militares peruanos
lo saben y hoy se hacen los sorprendidos y se tiran de los pelos.
Cualquier persona
que haya llevado un curso de Instrucción Pre Militar (IPM) sabe que las
consignas xenófobas eran tarea obligada ¿Por qué ahora nos hacemos los
sorprendidos? En secundaria me enseñaron una: Quiero bañarme en una piscina
llena de sangre, sangre chilena, sangre de mono, sangre terruca – lo de
de mono haciendo alusión a los ecuatorianos – consignas xenófobas nos enseñan
desde el jardín de infancia, del mismo modo que nos enseñan la historia con
odio, así que hacerse los sorprendidos e indignados por esos deseos de un grupo
de sujetos que fueron criados con odios similares y que además son militares no
tiene nada de extraño ni de novedoso.
Hay peruanos que
dicen que no hay que comprar en Saga porque es chilena ¿No es xenofobia eso?
Para poder criticar hay que empezar por nosotros que los aspirantes a gendarmes
de Cajamarca que todas las mañanas gritan por las calles de la ciudad dejen sus
cánticos xenófobos, para que después podamos hacernos los indignados y –
como el chileno Condorito- recién exigir una explicación.