Hace unos días el
papa Benedicto XVI sorprendió al mundo entero con su renuncia, el argumento que
presentó fue su incapacidad para
seguir dirigiendo el rumbo de la Iglesia Católica en el mundo. Incapacidad que él mismo reconocía y
que para nada era un término degradante, injurioso, insultante, ofensivo o
agraviante.
Según la Real
Academia de la Lengua Española, sobre la palabra que ha sido el centro de la
noticia dice al respecto: Incapaz.
(Del lat. incăpax, -ācis). 1. adj. Que no tiene capacidad o aptitud para algo.
2. adj. Falto de talento. 23. adj. Que no es capaz, por su naturaleza o por
decisión de su voluntad. Ella es incapaz de mentir. 4. adj. Der. Que no tiene
cumplida personalidad para actos civiles, o que carece de aptitud legal para
algo determinado.
Como se puede
apreciar el vocablo incapaz hasta puede hacer referencia a una a una virtud al
instalarse como una negación en el ejemplo “Ella es incapaz de mentir.” La mala
interpretación y el desconocimiento han hecho que se maximice una palabra que
no es nada peyorativa y que al contrario, dependiendo del contexto, hasta puede
ser interpretada como una negación de un antivalor, lo que la convierte en una
afirmación indiscutible.
Por ello el
promotor de la revocación Marco Tulio Gutiérrez apeló las resoluciones de los
jurados especiales que le pedían retirar la propaganda que sostenía que se debe
revocar a la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, “por incapaz”.
El abogado recordó
que a fines de diciembre le informó al Jurado Nacional de Elecciones (JNE)
sobre el diseño de los paneles por el Sí y que recién recibieron una
notificación el 23 de enero, en la que le exhortan a retirar de las calles esta
publicidad al considerarla denigrante y ofensiva, nada más erróneo.
Una palabra mal
dicha puede causar serios problemas, de eso no cabe la menor duda; del mismo
modo que se le pueden buscar las sin razón como ha sucedido con la palabra
“incapaz” y que ha sido la más cuestionada por revocadores y anti-revocadores.
Cada uno hizo una “interpretación auténtica” y el tema degeneró en una condena
a todas luces inválida y errada.
Una persona puede
ser un gran ser humano, por lo tanto incapaz de matar. Puedo ser un gran
pintor, pero incapaz de componer un poema o escribir una novela. Puedo ser una
persona muy preparada, pero incapaz de hacer un buen gobierno –sino
recordemos a los últimos presidentes del Perú, más allá de sus indiscutible
méritos académicos fueron un verdadero desastre- Si el papa, siendo el
papa renunció reconociendo su incapacidad para ejercer el cargo debido a su
avanzado estado de edad y los males que lo aquejan no habría porque negarle el
término de incapaz o la incapacidad a un político.
Felizmente existen
referentes importantes que permiten salir de las dudas, referentes como el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española (RAE)el que se ha encargado de sacar de dudas a quienes
protestaban por el hecho y limar las asperezas por el engorroso tema de la
revocatoria de la alcaldesa de Lima, antes de que el error trascienda y genere
mayores conflictos.