A Paty Azul.
Azul ha cumplido cinco
años, sus ojos son una catarata de felicidad mientras juega con sus muñecas.
Dice que cuando sea grande será una cantante famosa, una estrella sobre un escenario
entre luces y música. Adora las pinturas
y todas esas posibilidades que entre sus manitas siempre acaban creando algo
nuevo. También asegura que será una pintora muy famosa, por ahora guardo sus
dibujos con amor infinito y algunos están enmarcados, eso la hace feliz y sabe
que cada línea que haga es para mí muy importante.
Asegura que también será
veterinaria porque ama a los animales y sabe cuidarlos muy bien, desde peinar a
su “Blanca Peluza” –una perrita de linaje indefinido, pero a la que adora con
el mismo amor que venera a “Sac” el hijo de “Blanca Peluza”-
Yo estoy seguro que todos
sus deseos son compatibles y que será todo lo que ella quiera, una veterinaria,
una artista de salones y de cuadros o una cantante famosa como Hannah Montana,
a quien admira e imita con una fidelidad sorprendente. Quizás una bailarina de
ballet o una poeta de versos azules como fue su abuela.
Le gusta hablar en un
idioma desconocido, canta canciones en él aunque no he podido descifra el
misterio de su origen ni el significado de sus palabras. Mientras ella sea
feliz, para nosotros – su mamá, hermana y yo estamos bien-
Cerca a la casa hay un
establo al que solemos visitar con frecuencia por su amor infinito a los
animales, le gusta acercarse a las vacas y acariciarlas sin temor alguno. Igual
ama a una de ellas que a una hormiga o una polilla. La he visto muchas veces
rescatar a insectos débiles que atraviesan algunos apuros, salvar y cuidarlos
hasta que sus alas se recuperen y vuelvan a la vida silvestre. Hace unos días
salvó a una mariquita - Un insecto del orden Coleóptera- que había caído
a un balde con agua, la tomó con dulzura, esperó con paciencia a que se sequen
sus alas y luego la vio volar hacia la luz.
Gracias a Dios tiene la
inteligencia de su madre, lo que la convierte en un ser especial a la hora de
contar historias que inventa para deleitarnos, detesta, como todo niño, las
reglas que los adultos ponemos y me ha dicho varias veces que preferiría vivir
en un mundo sin ellas en el que pudiera hacer todo lo que ella quiera –como no
tomar la sopa o dibujar en las paredes – Sabe que no soy el mejor papá del
mundo, pero que hago mi mayor esfuerzo para serlo y ama colgarse de mi cuello.
Se aburre de mi amor y eso
me hace feliz porque sabe que mi amor hacia ella es infinito y sabe que tiene
un hermano aunque no entiende bien la razón de su ausencia. Mira las estrellas
con atención cuando cae la noche y le gusta que le haga dibujos con mis dedos imaginariamente
en el aire.
Yo hubiera querido estar
este día a su lado y darle el más grande de mis abrazos, pero eso ha sido
imposible por esos designios de la vida con el tiempo y las ocupaciones de la
gente adulta y la distancia. Pero ella sabe bien que es la habitante eterna de
mi alma y que este fin de semana estaremos juntos para darnos el abrazo hoy
ausente y volver a ser felices como siempre, como cada día hasta hoy vivido y
aquellos que nos aguardan en el tiempo.