Hace Unos días el ataque a la huaca trujillana denominada Arco Iris o Dragón y que fue registrado en video causó indignación en todos los peruanos, quienes vimos como el patrimonio cultural conservado por siglos era destruido por cuatro jóvenes eufóricos, ebrios o drogados. Después se supo que los vándalos pertenecían al colegio Mariscal Toribio de Luzuriaga de Los Olivos en un aparente viaje de promoción.
Idel Vexler, viceministro de Gestión Pedagógica, demandó una dura sanción para los destructores de la cultura, Cecilia Bákula, directora nacional del Instituto Nacional de Cultura ensayó una postura draconiana, el mismo presidente de la república demandó un castigo severo para los estudiantes que habían ofendido a la memoria histórica del Perú.
Si bien el hecho fue escandaloso y merece el repudio de todos los peruanos, no se le puede pedir peras al olmo, hace tiempo la educación en el Perú solo es un remedo de la educación que se imparte en otros países de América, en donde se sabe que ella es un pilar de los pueblos y de una nación.
No podemos exigir, lo que nosotros no hacemos, se pregona con el ejemplo y en el Perú el ejemplo que tenemos es una maraña de hechos vergonzosos. Con congresistas como los que tenemos, el margen para poder exigir es muy poco, con políticos que dan pataditas y bailan con desenfreno o como los que se pasan la vida en farras internacionales con el pretexto de las famosas comisiones, con autoridades que viajan a expensas de universidades cuestionadas y que reciben doctorados por doquier a cambio de leyes con nombre propio.
Los políticos patean en el muro de la moral peruana a cada instante, cada día le lanzan una piedra al rostro de la Constitución y de la democracia a los millones de peruanos que tenemos que soportar con estoicismo esos banquetes presidenciales y ministeriales, las repartijas económicas por las concesiones de nuestras riquezas, el crecimiento de los lobistas que solo son lobos feroces con esa caperucita roja en la que se ha convertido nuestra patria.
Qué podemos esperar de la educación en el Perú si se aplica un examen magisterial que previamente ha sido comercializado al mejor postor y en donde docentes que nunca tuvieron un mediano rendimiento obtienen misteriosamente 19.8 ó 20 Si las mismas universidades venden certificados y las imprentas duplican sus horas imprimiendo diplomas y certificados falsos.
Al Perú se lo patea diariamente con actitudes como esas, con vilezas y jugarretas políticas en donde solo importa el interés individual, al Perú a diario se le escupe en el rostro, se le tira arena a los ojos. Esos cuatro vándalos solo son el reflejo de nuestra sociedad, con la diferencia de que ellos cometieron la imprudencia de colgar su fechoría en el You Tube, cosa que los políticos jamás harían.
Idel Vexler, viceministro de Gestión Pedagógica, demandó una dura sanción para los destructores de la cultura, Cecilia Bákula, directora nacional del Instituto Nacional de Cultura ensayó una postura draconiana, el mismo presidente de la república demandó un castigo severo para los estudiantes que habían ofendido a la memoria histórica del Perú.
Si bien el hecho fue escandaloso y merece el repudio de todos los peruanos, no se le puede pedir peras al olmo, hace tiempo la educación en el Perú solo es un remedo de la educación que se imparte en otros países de América, en donde se sabe que ella es un pilar de los pueblos y de una nación.
No podemos exigir, lo que nosotros no hacemos, se pregona con el ejemplo y en el Perú el ejemplo que tenemos es una maraña de hechos vergonzosos. Con congresistas como los que tenemos, el margen para poder exigir es muy poco, con políticos que dan pataditas y bailan con desenfreno o como los que se pasan la vida en farras internacionales con el pretexto de las famosas comisiones, con autoridades que viajan a expensas de universidades cuestionadas y que reciben doctorados por doquier a cambio de leyes con nombre propio.
Los políticos patean en el muro de la moral peruana a cada instante, cada día le lanzan una piedra al rostro de la Constitución y de la democracia a los millones de peruanos que tenemos que soportar con estoicismo esos banquetes presidenciales y ministeriales, las repartijas económicas por las concesiones de nuestras riquezas, el crecimiento de los lobistas que solo son lobos feroces con esa caperucita roja en la que se ha convertido nuestra patria.
Qué podemos esperar de la educación en el Perú si se aplica un examen magisterial que previamente ha sido comercializado al mejor postor y en donde docentes que nunca tuvieron un mediano rendimiento obtienen misteriosamente 19.8 ó 20 Si las mismas universidades venden certificados y las imprentas duplican sus horas imprimiendo diplomas y certificados falsos.
Al Perú se lo patea diariamente con actitudes como esas, con vilezas y jugarretas políticas en donde solo importa el interés individual, al Perú a diario se le escupe en el rostro, se le tira arena a los ojos. Esos cuatro vándalos solo son el reflejo de nuestra sociedad, con la diferencia de que ellos cometieron la imprudencia de colgar su fechoría en el You Tube, cosa que los políticos jamás harían.