La escena política actual ha entrado en un estado de ebullición, ya desde las últimas semanas del año pasado el calor de las elecciones se fue incrementando y al iniciar el 2010 el fragor de las campañas se empieza a dar con matices variados, escaramuzas y conatos de fórmulas que puedan sacar al Perú de la principal crisis que maneja el aparato estatal, el caótico Congreso de la República.
Alan García ha lanzado sus dados políticos con aires de duda, los sucesos de Bagua es un tema que se ha convertido en una piedra en el zapato para el gobierno aprista, el que pese a sus esfuerzos, no ha podido elaborar una buena tesis sobre los hechos sucedidos en junio del año pasado, en donde se cometió una de las más grandes matanzas ocasionadas por una mala política social argumentando la prioridad que se tenía con respecto al TLC con Estados Unidos.
Los fracasos de dos gabinetes y los escándalos políticos que involucran a miembros del partido de la estrella ha sido otro de los pesos que el gobierno ha debido cargar en sus espaldas, pese a los esfuerzos por deslindar sus vínculos con algunos lobistas ya conocidos y que al puro estilo de García, hasta bautizó como ratas.
Por otro lado el líder político de Solidaridad Nacional, Luis Castañeda Lossio ha anunciado la cancelación de su alianza con el Partido Popular Cristiano (PPC), lo que muestra la evidente disparidad en cuanto a la determinación del liderazgo, si bien Castañeda tiene un amplio nivel de aceptación en Lima, no sucede los mismo en provincias, por lo que su destino como solista de la política aún no está claro.
En el Perú la experiencia variopinta de elecciones anteriores ha demostrado que el denominado outsider siempre tiene el chance mayor, recordemos sino el fenómeno Fujimori, quien con el argumento de la venta de un tractorcito y el cuento de la “Honradez, tecnología y trabajo” gracias a los embustes de Alan García, resultó siendo el inquilino de la Casa de Pizarro, sin nunca haberlo soñado.
Hoy aparece cada vez con más fuerza un personaje que pese a no haber oficializado una candidatura y más bien jugueteando cada domingo con temas electoreros ha crecido notablemente hasta alcanzar un nivel de aceptación de 3%, lo que resulta loable si se tiene en cuenta el tiempo que ha usado para ello y que no es un candidato aún formal. Jaime Bayly usando una estrategia poco convencional ha superado los niveles de aceptación de PPK, del general Donayre y hasta del padre Marco Arana. El outsider que podría dar una sorpresa sin duda es él. En el Perú todo puede suceder y la historia ratifica lo que decimos, nada está dicho aún pero el termómetro actual es claro, sin embargo serán los días, las propuestas y los manejos que se hagan en los próximos meses los que decidan el final, por el momento Bayly ha anunciado el indulto a Fujimori como una propuesta electorera que ha empezado a hacer un ruido enorme en este caótico bullicio electoral.