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miércoles, junio 27, 2007

Feliz día del padre…




Jugar en la tierra tirando carros de plástico de una cuerda fue uno de mis primeros juegos de niñez, a veces jugaba hasta que caía la tarde y me quedaba dormido en el jardín, entonces tú me cargabas entre tus brazos y me ponías a dormir.

No fui un buen futbolista como tú querías, no fui una estrella en las canchitas de nuestro barrio, apenas un arquero frustrado cuyo arco encomendado era una notable coladera, pero en cambio jugaba al ajedrez y alcance algunas medallas.

Ahora que la vida parece separarnos cada día un poco más, a veces es difícil encontrarnos, coincidir un fin de semana para decir lo que nunca me enseñaste, porque nunca lo aprendiste, lo que me cuesta tanto decirte porque tampoco lo aprendí. Te quiero.

Ahora que la vida se va haciendo un mundo de distancia, quiero que sepas que te recuerdo, te hecho de menos y te quiero con el mismo amor aquel de cuando me cargabas dormido entre tus brazos o me abrazabas al verme llorar cuando las primeras derrotas de la vida venían a buscarme.

Te quiero, te extraño y no me he olvidado de ti.


Mi padre siempre triste amanecía



Mi padre siempre triste amanecía
Con las frías tijeras a las rosas…
A enseñarles el camino
De sus tallos verdes, de sus tristes hojas
Y las miraba siempre largas horas
Como si las viese crecer en su recuerdo.

La cucarda creció una mañana tanto
Que mis manos no pudieron alcanzarla,
Y creció el manzano
Más inalcanzable todavía.
Y una planta de cedrón
Perfumaba nuestra casa de recuerdo.

Mi padre siempre triste amanecía
Al balcón vacío de esta tarde
A ver las piedras amarillas
Esculpiéndose en la calle.

Y un día crecimos tanto de distancia
Que sus manos no pudieron alcanzarnos
Y allí en la casa se quedaron
Los recuerdos de tristeza,
El manzano y la cucarda.

De: “Casa de Ayer”

Balcon Interior

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