Mi habitación es un
espacio silencioso en el que habito lleno de recuerdos y retratos, entre libros
y objetos de un pasado distante no tan lejano. En ellos habitan conmigo una
escultura de César Vallejo que compré hace unos años en una tienda de
artesanías en la plaza de Huamachuco y
junto a él, siempre eterno, en una urna de vidrio parte de los restos del poeta
Manuel Ibáñez Rosazza.
Ambas son para mí
esenciales en mi vida, la escultura de Vallejo viajó en su propio asiento hasta
Cajamarca, con cinturón de seguridad y con mi hija de tres meses y mi esposa
Lucecita que decía que le prodigaba más cuidados al Vallejo de arcilla que a mi
hija Azul casi recién nacida, quizás fue cierto, quizás exageré aquel mes de
mayo.
Los restos de Manuelito
Ibáñez los obtuve el día que exhumaron su cadáver para llevárselo a Trujillo,
era diciembre muy temprano y me colé entre los familiares, cuando se hubieron
ido y quedó el cajón vacío y abandonado tome parte de los restos olvidados del
poeta, -después su hija Paola se enteraría y lloraría emocionada dándome un
abrazo- desde entonces habitan en una urna junto a Vallejo y a los
libros de tantos amigos y a unos poemas casi olvidados en los estantes de mi
soledad.
Hoy es el Día del Poeta en
el Perú, de cada mil uno trasciende, los demás desaparecen en el tiempo y el
olvido. Un día como hoy hace 77 años cuando acababa de cumplir 45 años de edad
murió Vallejo en abandono, sin saber quién sería después gracias a la terquedad
de su Georgette –Es lo maravilloso de tener una mujer que nos ame de verdad-
Pero César Vallejo no se
fue, se fue solo su cuerpo físico pero su poesía trascendió a todos los
idiomas. Pasó lo mismo con Gonzalo Rosé, Manuel Scorza, Javier Heraud y Manuel
Ibáñez que desde la urna todas las noches sigue pensando en sus poemas, a veces
hablamos largas horas durante la noche para saber cómo anda la poesía en el
otro lado, es decir, la de César Calvo, la de Antonio Cisneros, la de
Washington Delgado… de quienes llegaron al Patio Azul tantas veces y hoy
residen en otra dimensión. Allá en donde la lluvia que me moja los deja secos a
ellos…
Hoy es un día para
recordar, para remediar la humildad de la palabra, para darnos un abrazo
fraterno como en Masa de Vallejo y llamarnos alguna vez y por un instante hermanos.
Jaime Abanto Padilla -
Presidente de la Asociación de Poetas y Escritores de Cajamarca (APECAJ)