Jorge Rimarachín, el
siempre polémico congresista por Cajamarca que defiende la minería artesanal
junto a sus camaradas y que critica y despotrica sin cesar de la minería formal
ha vuelto a hacer y ser noticia nuevamente.
Esta vez, paranoico como
de costumbre, acusó a las empresas
mineras, como Southern y Newmont, de oponerse a una ley que regule las concesiones
mineras en el país.
"Las concesiones se
dan por doquier sin criterios técnicos, porque pesa más la avaricia, eso debe
corregirse. El Gobierno es entreguista",
ha dicho el congresista refiriéndose a su partido de origen, a aquel al cual ya
no pertenece más y contra el que muestra cartelitos con frases sarcásticas y
socarronas cada vez que puede.
El ahora integrante de
Acción Popular - Frente Amplio, anunció que está preparando un proyecto
legislativo que va a permitir revertir denuncios no explotados a los mineros
artesanales y evitar que se privaticen áreas naturales, es decir, sigue con el
doble discurso.
Rimarachín es de origen
bambamarquino, como tal, conoce bien y a fondo el grado de contaminación y los
pasivos ambientales que deja la minería artesanal como ha sucedido en
Hualgayoc, sin contar que con ese tipo de minería no existe ninguna garantía
social en cuanto a beneficiosa sus trabajadores y la depredación ambiental es
grandilocuente.
El Congresista Rimarachín,
como buen bambamarquino, sabe lo que significa un río muerto que lleva en sus
aguas residuos de mercurio y de cianuro, lo que es un relave minero y que en él
no crece nunca más nada, excepto la muerte.
Sin embargo su afán
populista es más grande, por eso recurre al doble discurso, por eso critica a
la minería de Cajamarca y Hualgayoc y defiende a la informalidad establecida en
Cajabamba junto a un grupúsculo de desubicados izquierdistas y familias
inversionistas en la ilegalidad.
Los denuncios no
explotados en el Perú no son nada nuevo incluso hay quienes han encontrado en
ello una forma de vivir, denuncian y luego venden, por eso la ley ha hecho
modificaciones claras al respecto. Pero de ahí a pedir que se revierta a favor
de los artesanales resulta por demás descabellado y preocupante. La propuesta
no va a tener eco en el Congreso, pero son las intenciones las que cuentan.