Lo sucedido con Qali Warma
con la falta de entrega de alimentos a los escolares del distrito de Cajamarca
llama seriamente la atención de todos los actores de este programa. Hay
responsabilidad compartida. Si bien se trata de algo inesperado, de un hecho
fortuito y por demás lamentable como es un incendio, no puede ser una excusa
para dejar sin alimentos a los escolares del distrito.
Esperar a que se solucione
el problema resulta hasta cierto modo irresponsable, tan absurdo como si en una
casa se termina el gas y por lo tanto se suspende el desayuno, almuerzo y cena
hasta solucionar esa carencia. Se debería tener un plan B, una medida inmediata
que supla la carencia y que no perjudique a nadie.
Deben existir otras
alternativas que solucionen el problema existente, un programa social que es
dirigido por el Estado no puede dar una argumentación tan insulsa y fofa como
decir lo lamentamos pero no hay desayunos por unos días.
La razón de los programas
sociales es el servicio y el beneficio de los sectores más vulnerables, lo que
ha sucedido es un hecho inesperado, pero el programa no debe interrumpirse por
ello. Ante cualquier eventualidad siempre existen penalidades y en su defecto
planes alternos que contribuyan en pro de una solución, lamentablemente no ha
sido el caso, más aun si se tiene en cuenta que el incendio fue el viernes.
Actitudes como esa
quiebran la credibilidad sobre la capacidad de quienes dirigen los programas y
hacen de la palabra inclusión algo inentendible y lejano y siembran la
incredulidad en los peruanos.