El atentado sufrido contra el comunicador social Eler Alcántara Rojas en la ciudad de Celendín resulta inaceptable si se tiene en cuenta que vivimos en un Estado de Derecho y bajo leyes que prohíben la restricción de la libertad de opinión y que otorgan la libertad de prensa en nuestro territorio.
El joven periodista no solo fue retenido contra su voluntad por varias horas, sino que fue sometido a castigos y vejámenes inaceptables por el solo hecho de pensar diferente al grupo de ronderos que lo secuestraron por varias horas para humillarlo, castigarlo y someterlo a amenazas por el solo hecho de realizar una labor cotidiana de informar con un punto de vista que los ronderos no comparten.
Panorama Cajamarquino ha respetado y a avalado el trabajo de las rondas en lugares don la presencia del Estado no era posible o donde los actos delincuenciales salían de control por descuido de las autoridades, especialmente como lo sucedido en las poblaciones del campo en donde la presencia policial y del Estado es muy limitada debido a las carencias institucionales, sin embargo no podemos ni vamos a avalar actitudes matonescas basadas en la intimidación, el abuso y la coacción.
Si bien el Derecho Consuetudinario, también llamado usos y costumbres, es una fuente del derecho. Son normas jurídicas que se desprenden de hechos que se han producido repetidamente en el tiempo en un territorio concreto. Tienen fuerza vinculante y se recurre a él cuando no existe ley (o norma jurídica escrita) aplicable a un hecho, no es lo que ha sucedido en la provincia de Celendín, en donde existen autoridades y un orden establecido.
La represión de la libertad de expresión es repudiable desde todo punto de vista y bajo cualquier premisa. El hecho de informar siempre va a generar opiniones encontradas, no por ello significa que se desvirtúe la verdad, más aun si ese hecho en cuestión es un tema que puede ser susceptible a interpretaciones de toda índole.
La amenaza recibida por el joven Eler Alcántara “de que le cortarían la lengua y los dedos de continuar con sus reportes y noticieros diarios” representa la intolerancia viva de quienes haciendo mal uso del poder y con una actitud cobarde y violenta pretenden sembrar el miedo en la prensa celendina y de la región.
Celendín es una provincia caracterizada por su don de gentes, la pasividad de sus pobladores y la profundidad del espíritu de su gente. Cuando han tenido que luchar por causas justas lo han hecho en conjunto; no es posible que por actos de esta naturaleza se desdibuje el rostro pacífico de una de las provincias más representativas de la región Cajamarca.
Actitudes como la sucedida con el corresponsal de Panorama Cajamarquino merecen el repudio colectivo, la condena permanente y una investigación que debe determinar las sanciones reales a quienes buscan acallar a la prensa por intereses personales, maquinados por grupos violentistas que piensan que el secuestro, el castigo físico y las amenazas de muerte son la mejor arma para solucionar los problemas de una región y un país.