La ministra de la mujer, Ana Jara, tuvo su primera patinada al referirse al tema de la píldora del día siguiente, primero porque si bien la píldora es administrada a las mujeres, las políticas de salud del Estado Peruano son competencia del Ministerio de Salud y no del Ministerio de la Mujer.
Cuando la ministra Jara juramentó recientemente al cargo, pidió que le retiren el Cristo y crucifijo que estaba en el ambiente y juró por muchas cosas, más no por Dios; lo que mostraba que sus creencias religiosas no pertenecían al catolicismo y nadie por eso la juzgó mal ni le pretendió imponer tradicionalismos, sin embargo, ella asume el cargo y quiere imponer un pensamiento religioso a una verdad científica avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De inmediato el cardenal Cipriani encontró a su aliada perfecta, y oportunista como siempre y político de corazón salió a bendecir a la ministra. “Yo bendigo a la ministra (Jara) porque lo único que está haciendo es cumplir la ley, y por otro lado, cumplir la defensa de la vida. Creo que no es un problema religioso, es un problema humano” Definitivamente las iglesias del mundo no funcionarían sin pobres por eso es bueno fabricarlos masivamente para imponerles dogmas falsos e infelices.
Los pensamientos o convicciones religiosas no deben imponerse a las políticas públicas, en un país como el nuestro que tiene millones de pobres, millones de niños abandonados y en donde las madres solteras son una constante en todas las esferas sociales, tratar de imponer esos pensamientos sesgados en el nombre de Dios es una majadería inaceptable. Pretender que el uso de la píldora del día siguiente es avalar la promiscuidad es un pensamiento enfermizo. Promiscuo es un cura con sotana violando niños, un cura usando a los feligreses como sus escuchas de sus peroratas políticas cada domingo, hablar de defender la vida mientras se apoyan políticas de muerte.
El traspié de la ministra le ha costado una invitación al Congreso de la República para que explique su obtuso pensamiento, la segunda semana de enero será convocada por Comisión de la Mujer del Congreso. El Anticonceptivo Oral de Emergencia, más conocido como píldora del día siguiente ingresó al Perú como parte de una política pública que ha favorecido a miles de mujeres de los sectores pobres que es donde hay un descontrol en temas de anticoncepción y que finalmente es un tema de decisión personal quien quiera usarla o no. Una cosa es política pública y otra un dogma cerrado.
La coordinadora de los Programas de Derecho Sexual de la ONG Flora Tristán, Jossy Cárdenas, lamentó la postura sesgada de Jara que “refleja desinformación” sobre las políticas públicas, las funciones de su sector y los parámetros internacionales.
La directora de Demus, Jeannette Llaja, cuestionó que la ministra piense cambiar el enfoque y el nombre al ministerio y que desconozca los avances y recomendaciones en materia de derechos humanos que se habían logrado hasta la fecha.
Mientras que la exministra de la Mujer Nidia Vílchez le pidió que se ponga en el “papel de ministra de Estado”y que se informe de lo avanzado en el sector.
La también exministra Carmen Vildoso la emplazó a que “amplíe su mirada” sobre las políticas anticonceptivas. Definitivamente solo una mente medieval como la de Cipriani puede avalar el pensamiento de Jara, retrógrada e insensato.