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lunes, enero 06, 2014

La dictadura de la ronda



El fin de semana las rondas urbanas de Cajamarca ingresaron  a un club nocturno, en una llamada “intervención” de las que suelen hacer según una política ya conocida de estas organizaciones y muy difundida por diversos  medios televisivos de cobertura nacional.

Un grupo de ronderos urbanos provistos de binzas ingresaron al local, en donde, seamos sinceros, se ejerce el meretricio y es vox populi y Cajamarca y los cajamarquinos lo saben y lo saben las autoridades que muchas veces lo frecuentan… La cuestión es que los ronderos ingresaron al local nocturno y haciendo uso de la fuerza golpearon salvajemente a las mujeres que laboraban en ese lugar ejerciendo el meretricio, también a los parroquianos, los mozos, personal administrativo y a cuanta persona encontraron en el lugar.

La noticia ha sido mediática, salió en todos los canales de televisión nacionales, en todos los diarios y en las versiones digitales con videos incluidos porque existe un morbo innegable en ver esas imágenes en donde un grupo de atribuladas jovencitas en cortas prendas son severamente azotadas por una caterva de hombres que fungen de moralistas y que castigan el “pecado”.

El castigo que les infringen es brutal y salvaje e innecesario, se trata de un grupo de mujeres inermes y hasta desprovistas de prendas que ejercen una labor que puede ser cuestionable pero no necesariamente delictiva. Se trata de un grupo de hombres que se regocijan azotando con crueldad a las mujeres que ante tamaño abuso solo lloran y no entienden por qué las castigan de esa manera.

¿Tendrán la autoridad moral los ronderos para propinar ese castigo a unas jóvenes cuya única desgracia es haber caído, sabe Dios por qué, en las garras del oficio más antiguo del mundo? ¿Tendrán el respaldo legal para tomarse esas atribuciones “ejemplificadoras” –como ellos la llaman- o es que acaso están incurriendo en varios delitos por una tozudez que hasta podría conducirlos a procesos penales y sancionadores?

Violación de domicilio, destrucción de la propiedad privada, daños y lesiones, robo… son algunos de los delitos que configurarían la incursión ronderil en el club nocturno. El abogado de la parte agraviada, Elmer Rodas, ha etiquetado el hecho como “La dictadura de la ronda” y razón no le falta. Vivimos en un Estado de Derecho y estamos regidos por leyes y existen instituciones encargadas de velar por el estricto cumplimiento de las leyes vigentes y de la defensa de los derechos de cada ciudadano.

Los líderes ronderiles han dicho que llegaron al lugar porque un delincuente se había escondido allí ¿si no lo encontraron porque se ensañaron con las chicas y las vejaron de esa manera?


Todas ellas, aunque equivocadas, son las hermanas de alguien, las hijas de alguien, quizás las madres de alguien y son mujeres débiles, solas, muchas veces explotadas, cada una es una historia diferente y desconocida… Si hasta Cristo perdonó a María Magdalena, instando a la iracunda turba a tirar la primera piedra quien esté libre de pecado, cabría bien preguntar ahora ¿Estarán libres de pecados los ronderos inquisidores?

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