El fin de semana
las rondas urbanas de Cajamarca ingresaron
a un club nocturno, en una llamada “intervención” de las que suelen
hacer según una política ya conocida de estas organizaciones y muy difundida
por diversos medios televisivos de
cobertura nacional.
Un grupo de
ronderos urbanos provistos de binzas ingresaron al local, en donde, seamos
sinceros, se ejerce el meretricio y es vox populi y Cajamarca y los
cajamarquinos lo saben y lo saben las autoridades que muchas veces lo
frecuentan… La cuestión es que los ronderos ingresaron al local nocturno y
haciendo uso de la fuerza golpearon salvajemente a las mujeres que laboraban en
ese lugar ejerciendo el meretricio, también a los parroquianos, los mozos,
personal administrativo y a cuanta persona encontraron en el lugar.
La noticia ha sido
mediática, salió en todos los canales de televisión nacionales, en todos los
diarios y en las versiones digitales con videos incluidos porque existe un
morbo innegable en ver esas imágenes en donde un grupo de atribuladas
jovencitas en cortas prendas son severamente azotadas por una caterva de
hombres que fungen de moralistas y que castigan el “pecado”.
El castigo que les
infringen es brutal y salvaje e innecesario, se trata de un grupo de mujeres
inermes y hasta desprovistas de prendas que ejercen una labor que puede ser
cuestionable pero no necesariamente delictiva. Se trata de un grupo de hombres
que se regocijan azotando con crueldad a las mujeres que ante tamaño abuso solo
lloran y no entienden por qué las castigan de esa manera.
¿Tendrán la
autoridad moral los ronderos para propinar ese castigo a unas jóvenes cuya
única desgracia es haber caído, sabe Dios por qué, en las garras del oficio más
antiguo del mundo? ¿Tendrán el respaldo legal para tomarse esas atribuciones
“ejemplificadoras” –como ellos la llaman- o es que acaso están incurriendo en
varios delitos por una tozudez que hasta podría conducirlos a procesos penales
y sancionadores?
Violación de
domicilio, destrucción de la propiedad privada, daños y lesiones, robo… son
algunos de los delitos que configurarían la incursión ronderil en el club
nocturno. El abogado de la parte agraviada, Elmer Rodas, ha etiquetado el hecho
como “La dictadura de la ronda” y razón no le falta. Vivimos en un Estado de
Derecho y estamos regidos por leyes y existen instituciones encargadas de velar
por el estricto cumplimiento de las leyes vigentes y de la defensa de los
derechos de cada ciudadano.
Los líderes
ronderiles han dicho que llegaron al lugar porque un delincuente se había
escondido allí ¿si no lo encontraron porque se ensañaron con las chicas y las
vejaron de esa manera?
Todas ellas, aunque
equivocadas, son las hermanas de alguien, las hijas de alguien, quizás las
madres de alguien y son mujeres débiles, solas, muchas veces explotadas, cada
una es una historia diferente y desconocida… Si hasta Cristo perdonó a María
Magdalena, instando a la iracunda turba a tirar la primera piedra quien esté
libre de pecado, cabría bien preguntar ahora ¿Estarán libres de pecados los
ronderos inquisidores?