La feria de libreros que
suele instalarse periódicamente en Cajamarca y que lo hace generalmente en la
Plazuela Miguel Grau estuvo recientemente en Cajamarca con miles de títulos que
sedujeron a los lectores cajamarquinos.
Uno de los puestos
pertenecía a un joven universitario limeño que se dedica vender eventualmente libros para solventar
sus gastos, Víctor, un joven amable y conocedor de los productos que ofrecía,
capaz de recomendar libros y sugerir autores y editoriales casi desconocidas me
explicaba que Cajamarca es la ciudad que más lee en provincias después del
Cuzco y añadía que si el Cuzco nos ganaba era por la gran cantidad de turistas
que llegaban hasta allí y que eran amantes de los libros y de las ferias. La
noticia, viniendo de un conocedor que se dedica a vender libros por todo el
país es un galardón para los cajamarquinos.
Es verdad que hace tiempo
que en Cajamarca no existen librerías propiamente dichas, quizás bazares en los
que ocasionalmente se expenden algunos libros, pero librerías puras no. La
última ubicada en un gran centro comercial vendía libros originales a precios
exorbitantes – debido a la mala política del libro que aun rige en nuestro país- Un libro de Vargas llosa que costaba 70
nuevos soles allí se lo podía conseguir por 10 Nuevos soles en una “librería
pirata” del centro de la ciudad. Si bien los libros piratas no tienen la misma
calidad de un original, además de que están llenos de faltas ortográficas,
muchas veces les faltan hojas y hacen un gran daño a los autores; se han
convertido en una solución inmediata a los acuciosos lectores – que
aunque sea difícil de creerlo, en Cajamarca existen en grandes cantidades-
Otra opción interesante
son las llamadas ferias del libro viejo, en donde se pueden conseguir libros
originales aunque ya desfasados pero de igual valía. Resulta encomiable que
Cajamarca sea una de las ciudades en donde más se lee pese toda la crisis y los conflictos. A ello se
suma que somos una ciudad con alto índice de presencia de medios escritos – Más
allá de aquellos que han aparecido por temporada preelectoral y que están
condenados indefectiblemente a desaparecer luego de las elecciones-
Un fenómeno aparte son las
provincias de nuestra región, en donde aún se encuentran librerías –
algunas con libros originales y con primeras ediciones de clásicos de la
literatura peruana y mundial que datan de las décadas del `50 y `60-.
Cajamarca es visitada
constantemente por vendedores de libros que se congregan en plazuelas porque
tienen el éxito de sus ventas asegurado, por eso siempre ese grupo de gitanos
de la cultura vuelve con sus libros y sus cajas de cartón, porque tienen la
seguridad de que en Cajamarca se lee y que se lee mucho.
Ojalá que del mismo modo se
siga produciendo literatura cajamarquina y que existan y sigan existiendo los
fondos editoriales que publiquen todo ese cuantioso conocimiento que brota de
los cajamarquinos en las distintas áreas del conocimiento y ojalá que la ley
del libro se aplique con más flexibilidad como se suele aplicar en otros
rubros, aunque claro, siempre respetando el hecho de que todos tenemos la
obligación de contribuir con nuestros impuestos como todos los peruanos, sin
fomentar la piratería pero tampoco atentando contra uno de los aspectos más importantes de nuestras vidas: La
lectura.