rss facebook twitter linkedin youtube

Síguenos en FACEBOOK

miércoles, octubre 09, 2013

Los días habían llegado en cadena…




Para Leslie Miriam, mi hija.
Los días habían llegado en cadena. Esa tarde que llegué a esa ciudad desconocida era casi ya de noche, las luces de la ciudad se habían encendido y hacía frío. Yo te recuerdo parada junto a una reja de madera con una tristeza indefinida, tu chompa roja y una falda gris como la noche misma.
Al comienzo la vida no fue tan fácil como hubiéramos querido que lo fuera, pero sabíamos que iba a ser así y dejamos que el tiempo se encargue de traernos las buenas noticias y desdibujarnos las ausencias que otras personas habían sembrado en nosotros, en nuestras almas amodorradas por la tristeza de tantas ausencias.
En realidad los dos fuimos creciendo juntos y ese árbol de lúcuma que crece en nuestro jardín también lo hizo con nosotros. Nada fue fácil al comienzo porque éramos dos extraños en orillas distintas de la vida y una situación indefinida que nos había planteado la misma vida. Te he visto crecer y tú me has visto llorar.
Los días son buenos o malos según como los construye cada uno, nosotros decidimos asentar una pared de días felices que aunque no lo conseguimos siempre, lo intentamos todo el tiempo y reímos cuando tuvimos que reír y lloramos cuando tuvimos que llorar, otras veces simplemente dejábamos que nuestra alma seque a la luz del sol de los días y que el tiempo dibuje los caminos frente  a nosotros.
Ambos tuvimos amores secuestrados, ausencias en el alma que nos hundían en la tristeza, pero juntos nos salvamos y dejamos de ahogarnos en ese lago incierto de la pena y ambos fuimos la madera salvadora  del otro hasta llegar a esa isla feliz que hoy habitamos con ternura y en donde la ausencia no existe.
Cada día es diferente, a cada instante hay una lección nueva que aprender. Yo quisiera que no te equivoques, advertirte que el mundo está lleno de peligros y que no quiero que tropieces como lo hice yo, pero lamentablemente es preciso que tú sigas el camino de las líneas que la vida ha reservado para ti, que te equivoques y que te levantes. Cuando quieras llorar tendrás mi hombro para hacerlo.
No eres mi hija biológica, pero sabes que lo eres para mí. Quiero evitar repetir contigo los errores cometidos en otro tiempo porque tú me has enseñado que siempre se puede aprender y que nada es imposible. Cuando te veo reír sé que la vida es un lugar al que tuve que llegar para encontrarte y vivir un tiempo a tu lado, no hablemos de años robados. La vida estaba escrita así antes de que naciéramos, solo se han cumplido los designios de alguien que quiso que así lo fuera, sencillamente de Dios.


Balcon Interior

Bienvenidos a este espacio donde compartimos comentarios de opinión de Cajamarca Perú