Y “faenones en” la Madre Patria
Felipillo fue un hombre que vivió a mediados del S. XVI, el indígena peruano sirvió de traductor a Pizarro, Diego de Soto y Diego de Almagro. Se le considera causante de la muerte de Atahualpa y es repudiado por ello. Conspiró contra Diego de Almagro e intentó levantar a los araucanos contra los españoles. Algunos mencionan que Almagro, al enterarse de los motivos de la traición de Felipillo y su confesión sobre el malinterpretado mensaje de Pizarro a Atahualpa, ordenó a sus soldados capturar a Felipillo y descuartizó su cuerpo halándolo con caballos delante del curaca de la región.
El término de “traductor” deriva del italiano traidor, pues los traductores solían cambiar el contenido de los mensajes en salvaguarda de sus intereses y de sus vidas. Los italianos los sentenciaron en algún momento de la historia: “Traduttore, traditore” “Traductor, traidor”.
Parece que en Cajamarca contemporánea los felipillos están a la orden del día y se han concentrado de manera especial en la Municipalidad Provincial de Cajamarca; el viaje mancomunado a España de autoridades salientes y otras entrantes para finiquitar la traición a los cajamarquinos se ha realizado con desparpajo y sin reparo. Feli – pillos bien podría interpretarse como felices pillos.
Regidores entrantes, regidores salientes, el alcalde actual y algunos allegados de la nueva gestión emprendieron un viaje trasatlántico. Las obras millonarias que se hicieron en Cajamarca se las pusieron en bandeja a empresas españolas entre tardes de sangre y arena y conversaciones bajo la mesa, mientras al pueblo se le vendía otra verdad. Se hablaba una cosa allá, en la Madre Patria; y otra se decía aquí en Cajamarca.
Lo que resulta preocupante es que las salientes autoridades habían absorbido en ese remolino de suspicacias y de viajes sospechosamente lobistas a autoridades entrantes en algunos casos y a hombres de confianza de la nueva gestión, lo que hace suponer que se trata de un continuismo nada solapado y que se ha puesto en evidencia gracias al viaje realizado por la singular comitiva a España.
Del odio al amor hay un paso, de la lealtad a la traición la misma distancia. Nuestras autoridades municipales salientes no quisieron perderse, antes de dejar el municipio, la oportunidad de un viajecito al nuevo mundo con todos los gastos pagados, hacer un poco de turismo, escuchar unos pasos dobles y porque no; ver en vivo y en directo una verdadera corrida de toros en la tierra misma de Pizarro, una faena ilustre con aires grandes, es decir: Un Faenón.
Después de 500 años seguimos teniendo felipillos en Cajamarca, aquellos que hablan en dos idiomas y que dirigen los vientos y el agua a sus molinos y el dinero a sus bolsillos; ojalá la historia no diga un día de ellos lo que se dice del verdadero, del pionero, del primer Felipillo… que los descuartizaron por infame y traidor. El tiempo y los días se encargarán de develar esas medias verdades y de escribir la historia faltante.