Nuevamente un hecho violento de abuso policial indigna a la región Cajamarca, hechos de excesos se producen a diario en las comisarías de provincias. Lo recientemente sucedido en Cajabamba, donde dos policías de esa comisaría dejaron en estado de coma a un joven de 27 años, ha remecido los cimientos institucionales de la PNP.
Luego de ser detenido el 9 de diciembre en la Comisaría de Cajabamba, a la que ingresó caminando y después de permanecer por tres horas y media en ese lugar, fue trasladado por efectivos de esa misma comisaría en estado comatoso, hasta el hospital Nuestra Señora del Rosario. Los efectivos adujeron que encontraron a Elmer César Vera Julca en la calle.
El joven logró salir del coma en que se encontraba después de tres días, ante la lentitud de su recuperación y la falta de medicinas y atención médica especializada, la familia procedió a denunciar el hecho. El Comandante de esa dependencia, José Luis Puente Sánchez, ha preferido esconderse antes que dar una explicación sobre los repudiables hechos producidos en la comisaría que él comanda.
Mientras este tipo de acontecimientos sigan suscitándose, de nada servirán las marchas que el General haga en Cajamarca exigiendo respeto a la institución policial, pues en las provincias muchos de ellos se encargan de boicotear ese trabajo y hacen méritos más que suficientes para que la Policía Nacional del Perú sea vista como una institución de corruptos y salvajes.
Esta clase de hechos se han repetido a lo largo del año, en otras provincias, baste un ejemplo: lo sucedido en Celendín, cuando un detenido apareció ahorcado en su celda generó hechos de violencia popular que llegaron a la incineración de unidades móviles y el saqueo de la comisaría.
Quienes delinquen deben ser sancionados de acuerdo a ley y quienes aprovechando la envestidura de un uniforme y la ventaja de tener a una persona detenida la golpean hasta dejarla en coma no merecen vestir el uniforme policial y deben estar recluidos en un penal.
Quienes los encubren con el silencio también merecen una sanción y el Ministerio del Interior debe iniciar una investigación concienzuda sobre este tema. Cuando el pueblo se subleva las autoridades se preguntan ¿por qué? La respuesta es simple: Por actitudes como esta.
Cajabamba es una tierra que ha sufrido violencia extrema hace solo unos años, que tiene las heridas frescas, Cajabamba no merece un ápice más de violencia, ni un gramo más de rencor ni odio.
La prensa en conjunto ha alzado su voz de protesta contra esta aberración, si hoy fue Elmer César Vera Julca, mañana puede ser cualquiera de nosotros.