Alberto Fujimori, el ex presidente peruano, hoy preso en la Diroes, recibió una serenata por su cumpleaños número 70 entre las 11 de la noche del domingo 27 de julio y las 00:30 horas del lunes 28.
En el Perú ya nada nos sorprende, todo sucede, una mañana amanece y somos testigos de algo inimaginable, inesperado y que probablemente nunca lo habíamos soñado. Tampoco nos sorprende que un ex presidente preso tenga los privilegios que tiene Alberto Kenya, quien recibe visitas diarias de congresistas, políticos y todo tipo de ayayeros.
Pero esta vez la realidad lindó con la ficción y solo faltó que un grupo de mariachis le canten las mañanitas o mejor aún “Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero, no tengo trono ni reino, ni nadie que me comprenda pero sigo siendo el rey…” por eso estuvo allí la “portátil” de siempre y una banda de músicos sin fama alguna que, por cierto, gritaron y cantaron todo lo que quisieron desde los extramuros de la sede policial. Ninguno de ellos vio siquiera de lejos a Fujimori, quien los escuchó desde el patio del área de reclusión.
Pero el que sí hizo ingreso a la sede del reclusorio dorado, fue su consentido Kenyi quien junto a su hermana hicieron todas las coordinaciones para que ingresen hasta el lugar Gianni Pivetta, vocalista de Los Iracundos, y al guitarrista Leonardo Franco, a quien Fujimori conoció cuando Abdalá Bucaram asumió la Presidencia de Ecuador en 1996.
Hacía buen tiempo que el dictador se declaró amante y seguidor vigoroso de las canciones de Los iracundos, seguramente que de estar vivo Eduardo Franco, fundador y maestro del grupo original, no habría aceptado tan bochornosa invitación para homenajear a un reo acusado de crímenes de lesa humanidad y que se vació las arcas de un país entero.
También estuvieron en la cita, con ribetes de clandestinidad, en esa suave línea entre la legalidad y la corrupción, el empresario José Dávila, amigo de Fujimori; la manager del grupo musical, Concepción García, y el empresario Ángel Urpeque, quien los trajo al Perú.
La falta de instrumentos no fue impedimento para que los dos 'iracundos’ se animaran a cantar, a capela, dos de sus temas del recuerdo para el agasajado. Entonaron Río verde (...buscar algún lugar donde yo/pueda ser libre así como tú...) y Puerto Montt (...salgamos a correr/busquemos el ayer/que que nos hizo feliz...). Ayer que sin duda Alberto Fujimori añorará junto a su fiel Montesinos, aquel que ahora le hace guiños de ojo y reverencias sutiles, con aquel que ahora comparten medias sonrisas ante millones de televidentes, en una novela rosa que le ha ganado por mucho a cualquier telellorona de Delia Fiallo o Corín Tellado.
Nada es nuevo en el Perú, en el Perú todo puede suceder, todo es factible. Sorprenderse está demás, aquí todo puede suceder.