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miércoles, julio 30, 2008

La humildad no significa humillación




Es complicado hablar de la humildad sin caer en contradicciones, una persona humilde, debería tener la humildad para no hablar de esa virtud. Sin embargo es probablemente uno de los valores menos rescatados en los últimos tiempos. La humildad se ha convertido en una característica moral en extinción.

No es fácil hablar de ella sin caer en la apariencia de la soberbia, una persona no puede autodenominarse como humilde, pues caería en contradicción. Corresponde a las personas del entorno hablar sobre ella y evaluarla como una posesión o una carencia cuando de ella se habla con respecto a un individuo.

Lo importante, si de algo puede servir, es nunca creérsela, si nos dicen que está bien, no hay que creérsela, si nos dicen que está mal, tampoco hay que desanimarse. Las cosas tienen un cause natural, un ciclo a veces largo y otras breve, pero siempre terminan, siempre llega el último día de… el último momento de…, la última caminata, la última caminata, el último beso, el último minuto. Todo lo que comienza un día acaba.

No vale la pena desesperarse, el reloj indefectiblemente seguirá marchando sin detenerse, ni siquiera vale la pena preocuparse por las vilezas que se van regando sobre las huellas que dejamos, tras esa sonrisa afectuosa y tras ese abrazo deshonesto y falso siempre existirá el rumor, el susurro.

La Real academia de la Lengua Española en su vigésima edición dice sobre la humildad:(Del lat. humilĭtas, -ātis).1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. 2. f. Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie. 3. f. Sumisión, rendimiento.

“La humildad es una cualidad o característica humana que es atribuida a toda persona que se considere un ser pequeño e insignificante frente a lo trascendente de su existencia o a Dios según si se habla en términos teológicos. Una persona humilde generalmente ha de ser modesta y vivir sin mayores pretensiones: alguien que no piensa que él o ella es mejor o más importante que otros. El concepto de la humildad en varias confesiones es a menudo mucho más exacto y extenso. La humildad no debe ser confundida con la humillación, que es el acto de hacer experimentar en algún otro o en uno mismo una avergonzante sensación, y que es algo totalmente diferente”

A menudo se confunde el acto de humildad con la humillación, como se confunde la calma y la paciencia con la incapacidad. Se piensa que un acto de orden es un acto de soberbia. La humildad es una virtud de realismo, pues consiste en ser conscientes de nuestras limitaciones e insuficiencias y en actuar de acuerdo con tal conciencia. Más exactamente, la humildad es la sabiduría de lo que somos. Es decir, es la sabiduría de aceptar nuestro nivel real evolutivo.

Nos deshumanizamos constantemente con la envidia, la mala intención, la hipocresía y cuando nos victimizamos constantemente con el producto de nuestros propios errores.

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