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martes, agosto 13, 2013

Ollanta en el país de las maravillas


Los peruanos no tenemos un buen historial de victorias, nuestra historia está más bien marcada por la derrota y los fracasos. No hemos ganado guerra alguna, todos los países vecinos nos han mermado territorio. Todos sin excepción, el único flanco que no fue recortado es el que lindamos con el Océano Pacífico, obviamente ese lado de nuestro mapa no fue reducido por razones obvias – los peces no iban a hacernos la guerra, y si nos la hacía seguro que nos la ganaban-

Quedamos en cuarto puesto en el mundial de vóley de menores y no hemos parado de hablar de eso desde ese día. Y hace 25 años quedamos en las olimpiadas de Seúl ´88 en segundo puesto y desde entonces dejamos de dormir por sentirnos gloriosos, no fue un primer puesto, pero lo hemos vivido como si lo fuera.

Un operativo realizado en el VRAEM ha dejado como saldo la muerte de tres terroristas, entre ellos “Alipio” y “Gabriel” dos altos mandos de Sendero Luminoso. Un logro para el Perú y una satisfacción para todos los peruanos, pero una vez más caemos en el siempre triste triunfalismo peruano, pensamos que hemos exterminado a Sendero y eso no es verdad. Una vez más los noticieros hablan del éxito de la operación y se dan discursos y conferencias larguísimas.

Han muerto tres terroristas. ¿Cuántos soldados y policías asesina Sendero mensualmente en el VRAEM? No se trata de minimizar el éxito del Estado, pero tampoco inflemos el crédito o el mérito. Hoy generales y ministros aparecen en la foto y una vez más los canales de televisión repiten la noticia en cada espacio noticioso y volvemos a caer en el triunfalismo que tanto daño nos ha hecho siempre  a los peruanos cuando hemos conseguido dar pasos cortos o conseguir logros casi siempre mediocres, intrascendentes que después nos golpean en la cara con dureza.

Los triunfalistas del gobierno han pedido incluso que ya no se interpele al ministro del Interior este jueves por la fuga de presos de varios penales, por el seguimiento a personalidades de la oposición entre otras irregularidades. Ahora resulta que Pedro Cateriano, ministro de Defensa, y Wilfredo Pedraza, ministro del Interior; son las Natalias Málaga de la guerra interna del Perú y merecen casi ser beatificados por la muerte de tres terroristas en la selva ¿No estaremos una vez más pecando de triunfalistas? ¿No estaremos inflando los logros que el Estado alcanza con una dudosa estrategia?

Los chauvinistas pensarán que es antipatriótico plantear que exageramos porque en un país de perdedores – y el nuestro lo es aunque no nos guste- cualquier mediocre triunfo es alabado al máximo.

Y ese acentuado triunfalismo es el que nos hace que cada vez que la selección peruana gana un partido de entrenamiento a alguna nación bananera de Centroamérica soñemos con ir al mundial, mientras que cuando se juega un partido de verdad en eliminatorias y nos gana de verdad, las matemáticas nos permiten seguir soñando –aunque en menor escala- después, a la hora de la hora solo nos queda seguir mirando el mundial y esperar que algún país latinoamericano, al menos, gane un puesto decoroso.


La pomposidad parece ser una de nuestras principales características, hacemos mucho ruido cuando en realidad hay muy pocas nueces. Nos dicen que nuestra economía es una de las mejores del mundo en cuanto a crecimiento y lo creemos, nos dicen que somos una potencia en el vóley y lo creemos, que somos una potencia en el box… – por una chiquilla que ganó tres peleas con dudosas contrincantes y que  parece que ya ha quemado cerebro con tantas sustancias y que hoy acaba siendo un mal ejemplo en un programa inmoral- que vamos a ir al mundial porque tenemos a los “cuatro fantásticos” y seguimos creyendo. No solo somos el país de las maravillas, sino que también vivimos en el país de los ilusos.

Balcon Interior

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