Era un secreto a
voces, era como la historia de los amantes que todos conocen y susurran en cada
reunión pero que nadie la desenmascara. El gobierno peruano, en tiempos de Alan
García había otorgado indultos a narcotraficantes a diestra y siniestra, al
mejor postor.
Hubo que esperar
que pase el tiempo, que pasen unos años para que los peces gordos del
narcotráfico empiecen a hablar y se empiece a dar luz sobre todo aquello que
todos sabían, varios narcotraficantes fueron indultados sin miramientos ni remordimientos.
Había una condición: estar sentenciado, lo demás era puro trámite burocrático.
El último domingo
el programa Cuarto Poder transmitió un video de los tiempos en que Aurelio
Pastor era ministro de justicia, el exministro aparece de repente en el penal
de Huacariz de Cajamarca, rodeado de una pléyade de funcionarios en los que se
aprecia claramente al exgobernador, aquel que tenía una extraña afición por el
llanto –ayayeros y sobones-, Pastor, muy tranquilo se come unos
panecillos que eran elaborados en la misma panadería del penal, panecillos que
sin duda había recibido de Lori Berenson la exemerretista que en esos días
tenía a su cargo la panadería del penal cajamarquino.
Pero el buen Pastor
aparece no solo circundado por un grupo de franeleros, sino que lo hace en
medio de un aureola casi santificante que le añade a su rostro de Juan Gabriel – Sí
el de ¡Querida!...- un aire mesiánico. Bromea, pregunta, sugiere,
condiciona y presume. Tengo el encargo del presidente de acelerar las conmutaciones
de penas, dice con desparpajo.
Pastor, quien fue
titular de Justicia entre julio del 2009 y marzo del 2010, se encuentra con la
interna Felícita Delgado Vásquez, quien había sido sentenciada a 15 años por
tráfico ilícito de drogas y se dirige a quien al parecer era el esposo de la
mujer, Jorge Huanca Alvarado, también por tráfico ilícito de drogas (TID).
Tras saber que el
interno lleva diez años y preso y que le faltan cinco más por cumplir, Pastor
ordena que “preparen su expediente
ahorita, al toque”. –así como quien dice familia vamos al cine,
vamos de viaje, preparen sus cosas, sus chivas-
Pero pastor no solo
llega a eso, va más allá, bien pudo titularse esta columna Pastor al mejor
postor, porque busca cual jalador de librería o de burdel – como si la justicia lo fuera- a
todos los que tengan condena por tráfico de drogas para que les armen su
expediente. La policía – después de un paciente trabajo de
inteligencia, como dicen todas sus notas siempre- captura, el Ministerio
Público acusa, pide tantos años de prisión para quienes queman el cerebro de miles
de jóvenes peruanos, el Poder Judicial después de largos procesos condena, el
Estado invierte grandes cantidades en hacer penales, pagar policías y agentes
del Inpe para que Aurelio Pastor y compañía dejen las puertas abiertas y
volvamos al comienzo.
Durante su gestión,
el exministro de Justicia firmó 1.692 indultos y conmutaciones de penas que
dejaron en libertad incluso a personajes condenados por delitos como tráfico
ilícito de drogas en su modalidad agravada y lavado de activos.
El pasado 7 de
agosto la Fiscalía visualizó los dos videos incautados en el Ministerio de
Justicia en los que se registró la visita de Pastor al penal de Cajamarca. Las
cintas habrían permanecido en el archivo del ministerio y recién hace tres
semanas la responsable de la Oficina de Comunicaciones habría filtrado el
contenido del material audiovisual a un medio de comunicación. Ahora solo habrá
que esperar pero todo apunta a que el chivo expiatorio del aprismo, Miguel
Facundo Chinguel, pronto tendrá compañía en celda, una de aquellas de las que
los apristas gustaban extraer periódicamente, especialmente y con especial
devoción a una gran cantidad de narcotraficantes.