Ollanta Humala Tasso se convirtió en presidente del Perú y le costó
mucho creerlo. Aunque la derecha a ultranza no lo quería al comienzo, acabó en
un concubinato y en una larga luna de miel desde que Ollanta asumió el poder y
viró diametralmente su política.
Sin embargo de inmediato surgió la figura de la mujer a su lado, una
mujer menuda de bajo perfil en la campaña, sonrisa amable, belleza tenue y de
una inteligencia descomunal si la comparamos con la de su conyugue, presidente.
Nadine Heredia se convirtió desde el primer día en palacio en una reina
que no estaba dispuesta a pasar desapercibida. Se consiguió una exclusiva
modista, decenas de maquilladores, algunos asesores de imagen y lo demás corrió
por su cuenta.
Ollanta con el paso de los días fue perdiendo protagonismo, su imagen
fue difuminándose y en cambio la de Nadine se fue imponiendo y siendo cada vez
más visible –la herencia cutervina de Nadine Heredia poco a poco se fue haciendo
cada vez más fuerte- Ollanta por su lado se fue achicando, ya no era el
comandante, más bien parecía un cabito de vela que se iba apagando.
Y así surgió de pronto un día el apodo más popular de un país, el mote
más grandilocuente de todo el Perú, así surgió de pronto “Cosito”, un apodo polémico que más de uno ya ha buscado darle una
explicación. El escritor peruano Eloy Jáuregui, por ejemplo refiere: Dícese del ser
humano estupidizado por una mujer.
A ello se sumó el polémico padre del
presidente, don Isaac Humala, quien no contento con el mal momento que su hijo
pasaba al ser llamado por el país entero “cosito”, en un vano intento de ayudar
a su hijo acabó hundiéndolo más, degradándolo, humillándolo.
“Le dicen cosito. Ella (Nadine Heredia) debe tratar con humanidad a
Ollanta porque es el papá de sus hijos, ya no como esposo. No lleva ni su
apellido. Lo pisa como sea y está feliz del maltrato que le ponen cosito”, indicó el patriarca de los Humala en una
entrevista, luego de revelar que le dijo a su esposa que conversara con su
nuera para tratar ese tema.
En el Perú somos machistas por excelencia, por eso nos ha sorprendido la
figura de una mujer que surge imponente y que doblega a la de su esposo, un
militar en retiro.
Nadine es el poder tras bambalinas, la sombra oculta que maneja la
cruceta de las marionetas del gabinete ministerial. Digna representante de la
mujer peruana y más por la sangre cajamarquina (cutervina) que corre por sus
venas.
Hay un miedo terrible y telúrico de todos los sectores políticos a una
eventual candidatura de Nadine Heredia en el 2016, por eso siempre está en el
ojo de la tormenta desde que dijo “¿es tan difícil caminar derecho?” –aunque
después tuvo que caminar torcido para colarse por la alfombra roja presidencial
en el aeropuerto de Chile- o cuando dijo ¿Dónde está mi ministra?
Hay un gran miedo a que el Perú tenga por fin después de siglos de vida
republicana una presidenta mujer, una mujer que mande en palacio, una mujer que
dirija el destino de más de treinta millones de peruanos y a todos nos dé una
gran patada en lo más profundo de nuestro machismo y nos haga sentir como unos
auténticos cositos.