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lunes, julio 15, 2013

Por ustedes, mujeres


A Luz María, como siempre.

Un machismo soterrado existe tras las denuncias que pretenden mostrar a la primera dama como una persona de gran poder y que incluso tomaría decisiones de Estado.

Se ha buscado pintar a Ollanta Humala con un tipo pusilánime que sería el prototipo de lo que los peruanos llamamos un “saco largo”, un “pisa´o” como si eso lo desmereciera políticamente.

Voceros del oficialismo han  usado una expresión muy apropiada para calificar la acción que ejerce Nadine Heredia sobre Ollanta Humala, esa palabra es “colaboradora” y es un término muy apropiado. Todos de alguna manera somos colaboradores de nuestra pareja, nada tiene de malo si un hombre realiza labores domésticas, como lavar o cocinar por ejemplo. Nada de sorprendente debería tener si dentro de la pareja es la mujer quien lleva las riendas ¿Por qué el mundo tiene que regirse bajo cánones machistas que nos han sido impuestos desde tiempos bíblicos?

Uno de los primeros que ha salido a descalificar a Ollanta Humala ha sido su propio padre, don Isaac ha dicho que en palacio quien lleva los pantalones es Nadine, como si con ello fuera a afectar la imagen de su hijo Ollanta.

A lo largo de la historia y en la experiencia cotidiana la mujer es quien lleva las riendas del hogar, la administradora por excelencia, la que lleva las cuentas de la casa porque sabe cuándo vencen los recibos de cada servicio, es la que sabe cuánto dura un balón de gas y cuánto cuesta un kilo de azúcar, es la primera en enterarse cuando el pan subió y la que sabe cuando un hijo tiene un problema con solo mirarlo a los ojos. ¿Entonces por qué no puede ser el pilar en torno al cual gira un hogar?
Nuestro arraigado machismo nos impide juzgar con objetividad este caso y se asume un papel negativo en torno a algo que debería ser natural.

Ya lo dijo Ricardo Arjona: No sé quien las inventó.../no sé quien nos hizo ese favor.../ tuvo que ser Dios/que vio al hombre tan solo y sin dudarlo pensó en dos.../ en dos./ Dicen que fue una costilla/ hubiese dado mi columna vertebral...

Y razón no le falta, es una descripción exacta de lo que debiéramos tener todos en nuestro concepto.

Lo que nos pidan podemos/ si no podemos no existe/ y si no existe lo inventamos/ por ustedes mujeres/  que hubiera escrito Neruda/ que habría pintado Picasso/ si no existieran musas como ustedes.

El machismo arraigado y arcaico que tenemos los peruanos es una venda en los ojos que no nos deja ver la esencia de una relación en pareja, juzgamos porque fuimos criados con cánones machistas. “El hombre es de la calle, la mujer de su casa”, se dice absurdamente. Nos hicieron creer que una mujer valía por una membrana delgada que se podía romper hasta por montar bicicleta, nos engañaron vilmente cuando nos dijeron que los hombres no lloran, o que llorar era de mujercitas.


La verdadera felicidad está en amar a una sola mujer, en ayudarla en todo lo posible, eso implica cocinar, lavar y planchar… y decirle tiernamente cada maña cuánto la amamos.

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