La exprimera dama Pilar
Nores había criticado que actualmente el único programa que velaba por los
niños de 0 a 3 años era Cuna Más y que solo atendía a 56 mil niños, para una
población de un millón y medio.
La ministra de Desarrollo
e Inclusión Social, Mónica Rubio, ha terminado dándole la razón a la exprimera
dama. No ha podido negar ni desmentir una verdad tan contundente como letal
para ese sector tan importante.
Según ha explicado Rubio,
el gobierno ha desactivado el Programa Integrado de Nutrición Infantil (PIN),
por el cual entregaba a familias de escasos recursos con niños menores de tres
años y madre embarazadas papilla y una canasta de alimentos. Adicionalmente, a
través del Ministerio de Salud, se complementaba la alimentación con
multinutrientes.
“El Pronaa atendía a los
niños de 0 a 3 años y el Qali Warma no. [...] El objetivo de Qali Warma es
proveer alimentación a los niños en edad escolar […], este no es un programa
que atiende el tema de desnutrición crónica”, ha deslindado la ministra.
Al preguntársele a la
ministra cómo ha atendido su sector, en estos dos años de gobierno, la
desnutrición crónica de los niños de 0 a 3 años, respondió que el ministerio ha
realizado una serie de “evaluaciones y estudios” que muestran que para este
segmento de la población lo que mejor funcionan son las intervenciones
multisectoriales, que incluyen apoyar la lactancia materna, mejorar el agua y
desagüe, entre otros.
Por desnutrición crónica
infantil hay más de medio millón de niños peruanos menores de 5 años con
retraso de crecimiento. Dentro de los 9 países de Latinoamérica y el Caribe involucrados en un reciente informe,
solo Colombia registra mayor número de niños en esta condición (595,000), y
después de Perú (566,000), Venezuela (458,000), Bolivia (333,000), Nicaragua
(149,000), El Salvador (121,000), República Dominicana (103,000), Panamá
(66,000) y Costa Rica (20,000).
Según el INEI, el
porcentaje de desnutrición crónica infantil a nivel nacional es 19.5% al 2011 y
18.1% al 2012, sin embargo, estas cifras globales no expresan la realidad de
muchas regiones y zonas rurales pobres con cifras altísimas, por ejemplo, 82%
de niños ashánincas sufren desnutrición crónica y en la región Loreto 33%; las
regiones mineras lideran las tasas: Huancavelica (52%), Cajamarca (36%),
Apurímac (31%) y Ayacucho (28%). También en el ámbito rural se registra 37%,
más del triple del urbano (10.1%), y en la Sierra global 35%. Inclusive en Lima
metropolitana (6.8%) es la misma tasa del 2005, donde además 111,000 niños
menores de 3 años padecen de anemia.
Bajo este panorama, la
desnutrición crónica infantil representa un grave problema en nuestro país, y
debe ser resuelto con mayor convicción y celeridad, principalmente en las zonas
más pobres, pues sufrida durante los primeros años de vida genera impactos irreversibles,
ocasionan más y severas infecciones, menor crecimiento físico y desarrollo
psicomotor aumentando el riesgo de mortalidad infantil y materna, lo cual tiene
un fuerte impacto en nuestro desarrollo social y económico.