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jueves, noviembre 07, 2013

El gato de despensero


Es muy cierto que el Perú necesita de la reconciliación para poder cerrar sus heridas históricas y proyectarse hacia un futuro inmediato. Es verdad que mientras no exista un verdadero consenso seguiremos siendo un país gobernado por sinvergüenzas improvisados que fabrican leyes a su antojo y conveniencia pensando solo en sus intereses personales… pero de ahí a pensar que poner al gato de despensero va a solucionar nuestros problemas de reconciliación como peruanos es un absurdo garrafal.

¿Podríamos poner  a un pedófilo como maestro en una escuela de niños? ¿A un proxeneta como tutor de un grupo de adolescentes? ¿A un drogadicto a  regentar una casa de reposo para gente que busca alejarse de las drogas?...

Lo sucedido con la congresista Martha Chávez aparentemente electa coordinadora de un grupo de DD.HH. del Parlamento es inaceptable por razones obvias. La congresista ha sido todo el tiempo pertinaz opositora a los Derechos Humanos, se burló todo el tiempo de los sucedido con Eleonor La Rosa y con los estudiantes y docentes de La Cantuta y ha aplaudido solapadamente el accionar beligerante del grupo Colina, es decir, es tan antagónico como proponer en el cargo a Juan Luis Cipriani quien alguna vez dijo que “Los derechos humanos son una cojudez”.

Solo algunas de las frases épicas y memorables de Martha Chávez y que diera en una entrevista a la revista Caretas: “En algún momento el Perú debió salirse porque la Corte IDH ha sido capturada por una ideología (...) para que el señor (Diego) García Sayán sea su presidente…  por favor”.
Al ser consultada si el Perú debe salirse o no de la competencia de esta instancia, respondió que es “una decisión soberana” y recordó que países como EE.UU. “no reconoce a la Corte y no pasa nada”.

Sobre la agente Eleonor La Rosa ha dicho: “Gracias al fraude de esta mitómana ha habido tres o cuatro familias de militares que han sufrido (...) que le hagan seguimiento y seguro que la encontrarían bailando en una discoteca (...)”.

“En una guerra tienes que matar o eres muerto”, es otra de las expresiones de quien aplaudió cuando Fujimori desconoció la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) -a quien buscó desesperadamente después cuando fue echada del parlamento-.


Estamos de acuerdo en que necesitamos cerrar ciertas heridas sociales e históricas para alcanzar una verdadera reconciliación en el Perú, pero de ahí a poner al gato de despensero o a quien tiene antecedentes tan atroces  en materia de Derechos Humanos o sencillamente un pensamiento tan contrario en materia de derechos, resulta por demás impertinente y una verdadera procacidad.

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