La angurria política de distintos personajes se ha evidenciado de un modo notable en los últimos días en la región Cajamarca. No solo ha quedado claro que los intereses que mueven a algunos políticos son estrictamente personales y nada tienen que ver con la colectividad, el servicio a la comunidad o el hacer crecer a la región.
La solicitud de licencia del presidente regional, Jesús Coronel Salirosas, licencia que le facultaba presentarse a la lid política del mes de octubre y su posterior e inmediato arrepentimiento a solo 24 horas de comunicado el hecho, ha dejado sin presidente regional a la región, - más allá de las enmiendas que Coronel Salirosas haya ensayado y publicado en distintos medios de comunicación, con el dinero de todos los cajamarquinos. Esa torpeza debió costarle por lo menos su propio peculio y mínimamente el despercudirse del grupo de asesores ineptos que avalaron tremendo error – De inmediato, el vicepresidente Aníbal Balcázar asumió la presidencia y Jesús Coronel se retracto de la solicitud de licencia que ya había sido concedida por el Consejo Regional. Tal parece que el ex presidente regional de Cajamarca cree que las licencias, sus aprobaciones, resoluciones y todo el trámite legal es cosa sencilla y manipulable. Un caso similar se presentó en Ica, con resultados distintos y que seguramente pronto harán ver a Coronel Salirosas que las decisiones políticas no son un juego de niños.
Pasado el escándalo y luego de que el presidente regional se retractará de su decisión, lanzó a su esposa Beltina Gonzáles como la candidata al gobierno regional, en una clara muestra de que cuando se ha probado del poder, este se convierte en una droga difícil de dejar. Según informaron voceros del partido de Jesús Coronel, la señora fue elegida en la Asamblea Regional Institucional con la participación de 250 delegados de las 13 provincias de la región, representantes de los comités provinciales y distritales de fuerza Social. - ¿Será cierto eso? - Una vez más la imagen de Coronel cayó por el suelo y la angurria e indecisión le restaron credibilidad, seriedad y madurez política.
Algo similar sucedió con el alcalde provincial de Cajamarca, quien ante la contundencia de la poca aceptación que ha tenido su gestión, además de una alocada ensoñación afiebrada de alcanzar una curul en el parlamento, decidió lanzar a su esposa Kori Lezama como la candidata del partido de Marco La Torre, la misma que luego de conceder algunas entrevistas en televisión decidió desistir horas después.
Definitivamente tenemos políticos angurrientos. Los que ostentan cargos en la actualidad no quieren desprenderse de ellos, aunque para ello tengan que usar las más díscolas artimañas. Los que se fueron ansían desesperadamente retornar a la escena política, pese a los desatinos cometidos cuando tuvieron la oportunidad de gobernar, regresan desmemoriados, amnésicos y con desparpajo buscando la oportunidad, el resquicio generado por la incompetencia de los gobernantes de turno.
En la política, como en el amor, ha quedado demostrado que todo vale, que todo hueco es trinchera y que todo vientre de alquiler es válido con tal de conseguir el objetivo. Nicolás de Maquiavelo en su obra cumbre El Príncipe, fastuoso tratado de doctrina política, decía que el fin justifica los medios, eso lo han entendido muy bien nuestros políticos regionales, así como también tienen claro que los mejores medios para solventar sus gastos publicitarios en la carrera electoral son los que se obtienen ilegalmente de los fondos del Estado.
La vieja historieta de que el amor a Cajamarca los mueve es una muletilla que se repite cada campaña electoral. El único motor que los mueve es el del poder, la avaricia, el acomodo y los ingresos y partidas de cada institución a la que se presentan. Un tema aparte es el que involucra a la minería, pues es bien sabido, que las mineras tienen sus candidatos mimetizados en la esperanza de los ciudadanos, esos candidatos que les permitirán hacer cuanto ellas quieran, explotar los acuíferos, extinguir los manantiales y convertir al verde valle en un desierto polvoriento.
Las indecisiones de los políticos más prominentes hacen recordar a esa vieja salsa ochentena de Rubén Blades llamada “Decisiones” : Decisiones, cada día /alguien pierde alguien gana, ave María / decisiones, todo cuesta / salgan y hagan sus apuestas /¡Ciudadanía!