Una nueva polémica ha surgido en la iglesia católica, luego de que el Obispo Juan Luis Cipriani volviera a aprovechar la homilía para lanzar uno de sus discursos políticos.
Durante su homilía del sábado, el representante del Opus Dei dijo que se ha puesto de "moda" maltratar a las fuerzas del orden y aseveró que "son demasiado importantes los derechos humanos para que los dejemos en manos de un pequeño grupo ideológico", en alusión directa a los integrantes de CVR que han protestado por lo que consideran una infamia.
Bambarén Gastelumendi dijo estar sorprendido de que Cipriani haya dicho que "los derechos humanos son tan importantes que hay que defenderlos", cuando en sus tiempos de obispo sostuvo que eran una "cojudez".
No deja de tener razón Bambarén ni tampoco Cipriano cuando dice que los Derechos Humanos son demasiado importantes… sin embargo parece que la memoria suele ser frágil y los seres humanos olvidamos pronto las lecciones aprendidas con terror y lágrimas.
Lo sucedido en las décadas del 80 y 90 fue una herida que desangró a la sociedad peruana, hubieron bajas inocentes en todos los departamentos y fuimos un país atormentado no solo por la crisis de terror y vandalismo producido a lo largo y ancho del país, sino también por la crisis económica y otro tipo de situaciones que condenaron al Perú al sótano de la América latina.
Sin embargo no es de buen gusto aprovechar una homilía para lanzar discursos políticos pro-fujimorismo, menos aún ahora que el líder de esa agrupación política es enjuiciado por delitos de violación de Derechos Humanos y comisión de delitos de lesa humanidad.
De inmediato Salomón Lerner a la palestra a responder “No es la primera vez que utiliza el púlpito para homilías en la Catedral de Lima, para hacer política, para plantear incluso opiniones que son extremadamente cuestionables, desde el punto de vista ético y católico, como la pena de muerte. Eso a pena a los católicos. (…) Una figura del evangelio dice que a veces se ‘mira la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio’. De hecho yo le diría que por lo pronto, que el lugar (para emitir esos juicios de valor) está muy mal, porque no es la Catedral para hacer ese tipo de afirmaciones. Son poco caritativas, son más bien (afirmaciones) fulminantes y condenatorias”, manifestó.
Estas actitudes no le hacen bien al país, la memoria puede ser frágil pero no lo es la historia y escritos quedan en los archivos de los días las palabras escritas, las opiniones vertidas y las condenas lanzadas al viento como un puñado de infamias.