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miércoles, julio 30, 2008

Bailes, verbenas literarias y otros eventos sin licencia



Los hechos registrados el fin de semana último son una prueba más de la irresponsabilidad de quienes pretenden lucrarse a costa del desorden que se propicia. Los bailes populares solo han dejado una estela de sangre y muerte sin contar el malestar que se causa a los lugares aledaños pese al clamor de los vecinos que suplican, con justo derecho, la paz que todos merecemos.
Es penoso que mientras la Municipalidad intenta poner orden en el abigarrado mundo de espectáculos callejeros, polladas y parrilladas de fin de semana, existan autoridades que por intereses políticos y por gollerías boicoteen este orden que es necesario se instaure de modo inmediato.
El Perú se convirtió hace mucho en tierra de nadie, donde los “empresarios chicha” abigarran las paredes con anuncios multicolor sin respetar la propiedad privada ni hacer uso de los paneles instalados para ese tipo de publicidad, luego perifonean con ruidosos artefactos que causan una bulla descomunal anunciando un evento en donde irremediablemente se concluye con grescas sangrientas, hospitales llenos de heridos y comisarías atestadas de detenidos sin contar los sucesos trágicos que ya se han registrado en Cajamarca como muertes y otro tipo de crímenes.
Todo cambio es duro, por lógica humana y social hay resistencia a todo cambio, pero los cambios son necesarios, más aún cuando no ha existido antes una adecuada configuración y organización de ese tipo de eventos informales. Es inadmisible que se usen los estadios para espectáculos que con el pretexto de verbenas literarias se hagan ingentes borracheras y auténticos rines de box y cachascán, tiro al blanco con botellas y donde se lucen chavetas, verduguillos además de toda clase de actos que lindan con la inmoralidad y el desacato a las normas consensuadas de la civilización.
Cuando estos bailes terminan mal, (y siempre terminan mal), se culpa a las autoridades por la inseguridad, por los fallidos planes de seguridad ciudadana o por carecer de planes de contingencia para ese tipo de eventualidades, sin embargo, cuando la autoridad competente, Defensa Civil y Municipalidad ponen en orden e instauran el respeto a las leyes y las licencias, surgen los incondicionales a rasgarse las vestiduras.
La recuperación de la paz de los lugares colindantes a estadios y a otros centros de diversión como discotecas, bares y cantinas debe ser avalada por quienes buscan la auténtica seguridad en la ciudad, es lamentable que autoridades como el Gobernador de Cajamarca avale eventos sin licencia, que usurpe funciones y que ponga zancadillas aprovechando la envestidura que por encargatura y no por meritocracia le confirió el Presidente de la República.
Así como moviliza cientos de policías para garantizar la seguridad de cuatro o cinco mineros, así también debería movilizar a los policías cuando se trata de velar por la seguridad de los cajamarquinos, de cientos de jóvenes que se exponen en eventos sin licencias ni garantías.
Pero la filosofía aprista es simple, si algo falla, la culpa es de la inseguridad y se culpa a la municipalidad, al general o al Serenazgo.

Balcon Interior

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